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Sello: INAH-SEP  MNA-05

Publicado: 1969

País: México

Género: Son Canción

Info:

MÚSICA INDÍGENA DEL NOROESTE

 

El llamado Noroeste de México no es, en ningún sentido, una región homogénea. Incluso su población indígena presenta variaciones que impiden considerarla como un conjunto más o menos uniforme. Dentro de este sector, sin embargo, destacan dos grupos, el yaqui y el mayo, que pueden considerarse como los más importantes de la zona.

Los yaquis, unos 10 000, se localizan en el estado de Sonora alrededor de las márgenes del río Yaqui. Aprovechando este caudal se ha construido un gran distrito de riego que beneficia a los terrenos de la tribu.

Los mayos, conservadoramente unos 20 000, están establecidos en las riberas de los ríos Mayo, en Sonora, y Fuerte, en Sinaloa. Aunque también estas corrientes se han aprovechado para la irrigación moderna, este grupo no participa, más que excepcionalmente, de sus ventajas, aunque sean, como los yaquis, básicamente agricultores.

Yaquis y mayos son, en muchos aspectos, semejantes. Sus idiomas pertenecen a la misma familia, la Utoazteca, y dentro de esta pueden considerarse como dialectos de una misma lengua: La Cahita. El medio geográfico y el modo de subsistencia es también como agricultores de vega similar entre ambos grupos. Habitación, vestuario, creencias y festividades son variantes de un modelo común.

Muchas de las semejanzas que los grupos presentan pueden explicarse por su pasado histórico. Antes del contacto con los españoles, yaquis y mayos eran, aparentemente, grupos locales de una sola unidad cultural que carecía de un poder central. Después de la conquista, los dos grupos recibieron la determinante influencia de los jesuitas, encargados de evangelizar la región, quienes no se limitaron al trabajo espiritual, sino que reestructuraron íntegramente vida y cultura de los grupos dominados. Los concentraron en pueblos que sustituían los caseríos dispersos; complementaron la agricultura de subsistencia con una de tipo europeo y comercial, de la que dependió el abasto de las empresas españolas en la región; formalizaron una organización jerárquica en cada pueblo; y, en cierto sentido, fundaron una organización económica y política de tipo comunitario que en buena parte subsiste hasta la actualidad. La influencia de los jesuitas es, al parecer, más determinante que el pasado prehispánico en la fisonomía contemporánea de los grupos del Noroeste de México.

Yaquis y mayos, presentan también sutiles diferencias que se registran desde el pasado. Los yaquis ofrecieron larga y tenaz resistencia al dominio español por casi un siglo; solo en 1617 permitieron la presencia de los evangelizadores. Los mayos, en cambio no ofrecieron resistencia e incluso se aliaron con los conquistadores; también cooperaron con ellos, por voluntad o fuerza, en el trabajo de las minas. Ambos grupos se levantaron en 1740 contra el poder español y ambos resintieron la expulsión de los jesuitas en 1767. Estos hechos, coincidentes con la debilidad del poder virreinal en la segunda mitad del siglo XVIII, fortalecen un sentimiento nacionalista entre estos grupos que se traduce en un distanciamiento respecto a la sociedad y cultura mestiza. Valga decir que el contacto con ellas en épocas anteriores fue si bien intenso, también limitado, ya que se realizaba a través de la mediación de los jesuitas. En 1832 yaquis y mayos vuelven a revelarse comandados por Juan Banderas, para ser, la finalmente, reprimidos. Esta fue la última rebelión para los mayos. Los yaquis vuelven a levantarse contra el poder central entre 1870 y 1880 acaudillados por Cajeme. La guerra del yaqui, como se llamó, finalizó con la derrota militar y la dispersión de los indígenas por el Sur del país, adonde fueron enviados prácticamente en calidad de esclavos. Los núcleos que permanecieron en el territorio de la tribu siguieron presentando resistencia esporádica hasta el movimiento revolucionario de 1910. Con él, vuelven los desterrados yaquis desde Yucatán y Valle Nacional; muchos de ellos se incorporan a los ejércitos revolucionarios del General Obregón. Terminado el conflicto, los yaquis vuelven a plantear sus antiguas reivindicaciones sobre los terrenos de su nación. Obtienen un triunfo parcial y entre 1937 y 1938 reciben posesión sobre tierras que serán beneficiadas por el moderno distrito de riego que se construye sobre el río Yaqui, con lo que se convierten en el grupo indígena mejor dotado en cuanto a recursos. Hoy mantienen su identidad de grupo y su organización tradicional aunque por ello paguen un alto precio: la pérdida del control sobre el manejo de sus tierras, que queda en manos de instituciones nacionales, aunque aún disfruten de los beneficios de la posesión.

Los mayos, en cambio, se integraron a las formas de organización nacionales y perdieron con ello su fuerza como grupo de presión, Pese a su superioridad numérica, su presencia es más difusa y desarticulada. Su conciencia de grupo se pierde y se refuerza a la comunidad aislada que realiza todos sus contactos con la ciudad mestiza.

Esta identidad y sutil diferenciación entre yaquis y mayos se percibe también en su tradición musical. Los géneros usuales tradicionales son los mismos para ambos grupos y consisten, mayormente, en un gran número de sones para tres danzas: la del venado, la de los pascolas y la de los matachines. Estas danzas se practican asociadas con el ceremonial religioso de contenido y forma católico, que puede suponerse instituido desde el siglo XVII por los misioneros jesuitas y que aparentemente ha permanecido con pocas modificaciones. Los participantes en estas danzas lo hacen por una promesa o manda, por propia voluntad o hecha por sus padres, que dura toda la vida. Los grupos de danzantes constituyen una organización que es reconocida y tomada en cuenta por las autoridades tradicionales; la pertenencia a ella otorga prestigio y cierto grado de autoridad y de poder. La organización tiene sus propias normas y leyes, que incluyen un conjunto de tabús o abstenciones relacionadas con la práctica de la danza. Los danzantes y músicos no perciben remuneración por sus servicios a la comunidad ya sea participando en las fiestas colectivas o familiares a las que son invitados; incluso, en la Semana Santa, los danzantes deben obsequiar al público con cigarrillos. Luego, la tradición musical de estos grupos puede considerarse como una institución de tipo social ligada a la actividad religiosa; su función es más clara como servicio que como actividad estética para quienes la practican.

 

NOTAS

 

CARA A

MÚSICA YAQUI

1.–Monocordio.–Cocorit, Sonora. – El monocordio es un instrumento que está cayendo en desuso entre los yaquis, aunque estuvo generalizado cincuenta años atrás. Consta de una caña o carrizo de 60 o 70 centímetros de longitud perforada en una de sus extremos donde se incrusta transversalmente una vara de 20 o 25 centímetros formando una cruz; de versal uno de los extremos de la vara trans se ata una cuerda de guitarra, antes se usaba un nervio de venado o de res, que se tiende hacia el extremo no perforado de la caña. El instrumento carece de caja de resonancia, para lo cual sirve la boca del intérprete en la que se coloca el extremo no perforado de la caña. El intérprete hace vibrar la cuerda con una mano, mientras que con la otra pisa la cuerda a diferente altura. Combinando la pisada con diferentes posiciones de la boca se logra una escala musical bastante amplia. El origen del instrumento es incierto: más parece una versión simplificada de los instrumentos de cuerda europeos, aunque también se afirme su origen prehispánico. Por sus mismas limitaciones acústicas el monocordio es un instrumento personal, que se interpreta para uno mismo, casi no es audible para otros. Luego, es el único ejemplo de música personal recopilado entre las yaquis, Se cuenta que años atrás todos los varones tocaban el monocordio, lo que demuestra afición y adiestramiento musical generalizado. La melodía incluida es uno de los sones de la danza del venado.

2.–Los pascolas.–Potam, Sonora.– La danza de los pascolas y del venado es una sola unidad en sentido que se interpretan juntas y se integran en la última. La danza de los pascolas, por sus instrumentos arpa y violín de tipo europeo su carácter y simbolismo – se dice que representan al diablo y hasta por su nombre derivado de “pascua” puede suponerse como posterior, en su origen, al contacto con la cultura española; incluso puede sugerirse una de

terminanate influencia de los jesuitas en su elaboración e interrogación con la danza del venado para participar en la Semana Santa, principal festividad entre los yaquis. En la danza de los pascolas participan, por lo general, tres bailarines que en cada son desarrollan una especie de competencia y marcame de habilidad y maestría; en los descansos hacen chistes y bromas con la concurrencia, la que obsequian con cigarrillos. El vestuario de los pascolas consiste en una cobija horcajada entre las piernas y atada con un sonoro cinturón de cascabeles de metal y pezuñas de venado, en las pantorrillas se atan los “tenavaris”, sartas de capullos secos de oruga o mariposa, que resuenan al pisar o chocar entre sí; agregan una sonaja rectangular de madera con placas circulares de metal que suenan al ser golpeadas, aunque en la danza de los pascolas la lleven en el cinturón y suene por los complicados y enérgicos pasos de la danza; llevan el pecho desnudo y una máscara de madera negra con un mechón de crin de caballo, que en esta danza portan ladeada sobre la cara descubierta. No danzan juntos, sino sucesivamente y tratando de superar las evoluciones y el ritmo, que producen las percusiones agregadas al vestuario, del danzante anterior. La grabación incluida se realizó en Potam en el Sábado de Gloria de la Semana Santa de 1964. En ella intervienen tres pascolas además de los músicos que tocan el arpa y el violín.

3.–Danza del venado.–Potam, Sonora.– En esta danza intervienen simultáneamente dos conjuntos musicales y dos grupos de danzantes. Inician la danza los pascolas, acompañados en este caso por una flauta de carrizo de tres agujeros y un tambor cuadrado de doble parche de unos 30 cm por lado, ambos a cargo de un solo intérprete que sustituye a los tocadores de arpa y violín. Para bailar junto al venado, los pascolas se cubren el rostro con la máscara y llevan la sonaja de madera en la mano. Su actitud ha dejado de ser festiva y se vuelve solemne. Bailan al ritmo de su instrumento de acompañamiento.

Cuando se está desarrollando la danza de los pascolas entran los instrumentos que rigen los movimientos del venado: son tres, dos raspadores de madera, estriados y de unos 30 cm de longitud, que se apoyan sobre una jícara y el tambor de agua, una jícara de fruto seco invertida sobre una batea llena de agua. Presumiblemente estos instrumentos, así como los cantos que los mismos intérpretes realizan, fundan su origen en la época prehispánica. Este conjunto lleva su ritmo propio que se combina con el que desarrollan músico y danzante del pascola.

El danzante del venado lleva atado a la cabeza un paño sobre el que se acomoda una cabeza disecada de venado, el pecho desnudo, un faldellín atado por un cinturón de cascabeles, “tena varis” en los tobillos y dos grandes sonajas de frutos secos en las manos. Ha permanecido inmóvil, aparentemente lejano, con la seriedad que le otorga su personaje según la tradición. Inicia su intervención con un golpe de sonaja; luego permanece inmóvil en la actitud mímica que imita los movimientos del animal y que caracteriza su baile. Después se integra la danza siguiendo el ritmo de su propio acompañamiento.

Así, danzan juntos pascolas y venado pero regidos cada quien por sus propias normas y acompañamiento. Los pascolas finalizan primero, dejando solo al venado y su acompañamiento que entona cantos alusivos al animal y su vida, con los que cierran la danza.

En la danza no hay argumento. Para sus intérpretes constituye un acto de adoración religiosa. Se ha sugerido que la danza tuvo un contenido mágico para propiciar la cacería del venado que se escenificaba anteriormente. Esto, si fue así, se ha perdido. Aunque puede afirmarse que algunos elementos de la danza no son europeos, sino prehispánicos, la versión contemporánea es obviamente una reelaboración posterior al contacto con los españoles que sirve a los propósitos del ritual católico.

La grabación se realizó, como la anterior, en la celebración de la Semana Santa de 1964.

 

CARA B

MÚSICA MAYO.

1.–Danza del venado.–Magdalena, Sonora.– Entre los mayos, la danza del venado responde a la misma estructura y propósitos que hemos descrito entre los yaquis; sin embargo, perceptibles algunos cambios, sobre todo el tono de la interpretación, que acaso pierde vigor para ganar finura.

La grabación se realizó en Magdalena, Sonora, donde se localiza el santuario más importante del noroeste de México dedicado a San Francisco Javier. A él acuden los danzantes mayos, más como profesionales que como fieles, para ser contratados por otros grupos asistentes para bailar en honor de la imagen. Este carácter profesional motivó que en este caso estén ausentes los instrumentos de acompañamiento del venado, que son demasiado numerosos, y que la grabación incluya solo la flauta y el tambor que rige la danza de los pascolas. El son incluido es el del “caballo blanco”, acaso de muy reciente introducción.

2.–Los Matachines.–San Miguel Zapotitlán, Sonora.– Esta danza es, junto con la del venado y los pascolas, la más generalizada entre yaquis y mayos del noroeste de México. Los Matachines forman una organización religiosa con reglamentación y jerarquía propias. A ella se ingresa por voluntad o manda y la permanencia es vitalicia. Todo un conjunto de regulaciones y ceremonias preceden a la presentación pública de la danza dentro de la iglesia en las festividades religiosas.

La danza de los matachines se origina en Europa, donde aparece documentada antes del descubrimiento de América. Su introducción entre los grupos indígenas del Noroeste debe pues atribuirse a los conquistadores en este caso representados por los misioneros jesuitas. Danza y música reflejan claramente este origen. El acompañamiento musical queda a cargo de un violín y una o más guitarras; los sones que con ellos se interpretan, generalmente con un nombre de animal, parecen corresponder al complejo formado en las postrimeras de la época colonial. Los danzantes forman una cuadrilla de varias filas que realizan movimientos uniformes y concertados, marcados rítmicamente por las sonajas que portan en las manos; su vestuario es también uniforme y en él sobresalen los penachos de papel y tela.

La organización de los Matachines desempeña un papel de importancia en la vida religiosa de las comunidades que va, con mucho, más allá de la simple práctica de la danza hasta convertirla en uno de los grupos rectores. El ejemplo incluido es el son del canario.

3.–Canciones de amor.–Navojoa, Sonara.– Sobre el marco musical de la danza del venado se interpretan ocasionalmente tonada con un contenido distinto, en este caso de tipo amoroso. El acompañamiento musical y rítmico es el del venado, raspadores y tambor de agua, excluyendo la flauta y tambor que rige a los pascoslas. Los versos, entonados dos voces, se ajustan a este ritmo y siguen, probablemente, la línea melódica de los sones de la danza. Desafortunadamente, no se dispone de información amplia sobre esta tradición musical aparentemente profana, que se combina con otra que es evidentemente religiosa.

4.–Los pascolas.–Magdalena, Sonora.– Cierra el disco la versión de la danza de los pascolas de tono festivo y con acompañamiento de arpa y violín.

La descripción corresponde a la hecha para la misma danza entre los yaquis. Los cambios aparentes son mínimos. El más notorio está en el vestuario, ya que los danzantes visten pantalón y camisa blanca de manta, sobre los que acomodan la cobija, cinturón y los “tenavaris”. Otra vez, el cambio mayor se localiza en el tono de interpretación, que acaso ilustre, mejor que otra cosa, la sutil diferencia entre culturas.

La grabación se realizó en las fiestas de San Francisco en el santuario de Magdalena.

ARTURO WARMAN.

 

MÚSICA INDÍGENA DEL NOROESTE

 

MNA-05

CARA A

MÚSICA YAQUI

1.–monocordio
2.–los pascolas
3.–danza del venado

 

CARA B

MÚSICA MAYO

1.–danza del venado
2.–los matachines
3.–canciones de amor
4.–los pascolas

 

Grabación:
cara A, 1, 2, 3, cara B, 1 y 4
de Arturo Warman;
cara B, 2 y 3 de Tomás Stanford.
Notas de Arturo Warman
Diseño de la funda de Constantino
Lameiras.
México, 1969 Ⓡ

 

Secretaria de Educación Pública, licenciado Agustín Yáñez:
Subsecretaría de Asuntos Culturales, señor Mauricio Magdaleno;
Director del Instituto Nacional de Antropología e Historia,
doctor Ignacio Bernal;
Director del Museo Nacional de Antropología,
antropólogo Arturo Romano;
Sección de Servicios Educativos, profesora Ma. Cristina S. de Bonfil.

 

IMPRESO EN MEXICO POR
SIGNOS DE MEXICO, S. A. DE C. V.

Escuche el álbum en la MEDIATECA del INAH, haga clic en la siguiente imagen:

DR. Instituto Nacional de Antropología e Historia, México


Lista de canciones:

MÚSICA INDÍGENA DEL NOROESTE
LADO 1
  • A1 Mákuli San Juan.–San Juan Chamula (Tzotzil).
    Intérpretes: ?
  • A2 Música Para El Baile De Los Negros.–Aguacatenango (Itzeltal).
    Intérpretes: Andrés Hernández Pérez, flauta de carrizo; Silvestre Hernández Pérez, tambor grande; Antonio Rodríguez Hernández, tambor chico.
  • A3 La Maruchita.–Venustiano Carranza.
    Intérpretes: Marimba “El Águila” de los hermanos Santiago.
  • A4 San Mateo.–San Juan Chamula (Tzotzil).
    Intérpretes: ?
  • A5 Música De Pito Y Corneta.–Tenejapa (Tzotzil).
    Intérpretes: Miguel Guzmán Tzurin, flauta y corneta; Alfonso Guzmán Tzurin, tambor.
  • A6 Zapateado Del Padre Ruben.–Venustiano Carranza.
    Intérpretes: Marimba de José Leopoldo Villafuerte e hijos.
LADO 2
  • B1 El Memelel.–Venustiano Carranza.
    Intérpretes: Miguel Guillén, guitarra y canto; María Guillén, marimbita.
  • B2 Son Del Mayordomo Real.–Tenejapa (Tzotzil).
    Intérpretes: ?
  • B3 Musica De Los Solteros.–Colonia Veracruz, Margaritas (Tojolabal).
    Intérpretes: Manuel Pérez, organillo de boca.
  • B4 Camino A San Cristobal.–San Cristobal de Las Casas.
    Intérpretes: Marimba de Internado Belisario Domínguez.
  • B5 Musica De Procesión.–Colonia Veracruz, Margaritas (Tojolabal).
    Intérpretes: ?
  • B6 El Bolonchón.–San Juan Chamula (Tzotziles).
    Intérpretes: ?

Créditos:

Grabaciones de campo de Tomás Stanford e Irene y Arturo Warman.
Notas de Arturo Warman.
Diseño de la funda de Constantino Lameiras.

La grabación se realizó en las fiestas de San Francisco en el santuario de Magdalena.

 

Arturo Warman: Grabador, Escritor de material adjunto
Thomas Standford: Grabador
Victor Acevedo Martínez: Editor
Martín Audelo Chícharo: Editor
Guadalupe Loyola Zárate: Editor
Benjamín Muratalla: Editor, Director
Irene Vázquez Valle: Editor
H. Alejandro Castellanos Garrido: Editor, Investigador
Gabriela González Sánchez: Editor
Jazmín Rangel Evaristo: Editor
Guillermo Pous Navarro
Hugo De la Rosa Barajas
Alfredo Huertero Casarrubias: Illustrator
Guillermo Santana Ramírez: Diseñador


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Various – Musica Indigena Del Noroeste
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Sello del 'museo nacional de antropología' que publica grabaciones de campo de todos los pueblos indígenas mexicanos.

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Mexican Rarities es un sello discográfico, un archivo y una plataforma de distribución de música encontrada en distintas capas del subsuelo mexicano.

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