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Sello: INAH-SEP  INAH-22, MC-1071

Publicado: 1978

País: México

Info:

TRADICIONES MUSICALES DE LA LAGUNA: LA CANCIÓN CARDENCHE

IRENE VAZQUEZ VALLE

SEP INAR
Instituto Nacional de Antropología e Historia

 

DESCRIPCIÓN GEOGRÁFICA 

La Laguna se localiza en los extremos suroeste y noreste, respectivamente, de los estados de Coahuila y Durango. Tiene una altitud media de poco más de 1000 metros sobre el nivel del mar, y es, en buena parte, una planicie. Los principales ríos son el Nazas y el Aguanaval; ambos tienen un carácter torrencial y constituyen una cuenca cerrada, pues sus aguas no tienen salida al mar. Los dos ríos fecundizan en su trayecto, terrenos de La Laguna, pues acarrean materia orgánica y aluvión; por otra parte, la región posee una capa arable muy profunda y la tierra, de migajón, es de extraordinaria calidad. Sin embargo el clima seco y extremoso, las lluvias escasas –que apenas arrojan entre 200 y 400 mm anuales–, y la evaporación que es 11 veces mayor que la precipitación pluvial, hacen que La Laguna, eminentemente agrícola, solo pueda subsistir gracias al riego.

La flora y la fauna son las mismas que se hallan en la mayor parte de las zonas semidesérticas del gran altiplano mexicano; por ello, venados, liebres, conejos, víboras y numerosas aves, son habitantes originarios de la región; del mismo modo el chaparral de gobernadora, el hojasén, el huizache, el nopal cegador, el cactus, la lechuguilla y el cardenche, entre otras, son plantas que forman el paisaje lagunero.

 

BREVE RESEÑA HISTÓRICA

Al momento de la Conquista la actual Comarca Lagunera estaba habitada por los Irritilas, una tribu de cazadores-recolectores dividida en clanes. Estos habitantes laguneros tenían por vecinos a los Zacatecos y Tamazultecos, ambos grupos sedentarios dedicados básicamente a la agricultura. Por su parte los Irritilas vivían de la pesca en las márgenes de los ríos Nazas y Aguanaval y de las lagunas de Mayrán y Viesca, también de los cultivos practicados en las vegas de dichos ríos y de la recolección. Su existencia era seminómada con establecimientos temporales que dependían, dado el carácter semidesértico de la región, de los manantiales, ríos, arroyos y aguajes permanentes.

El intento definitivo de penetración y asentamiento español en territorio de los Irritilas fue realizado por los Jesuitas en los años finales del siglo XVI, ayudados por gentes tlaxcaltecas.

A finales del siglo XVI La Laguna –perteneciente en lo eclesiástico al obispado de Guadalajara, y en lo político y administrativo a la Nueva Vizcaya–, se encontraba iniciando una nueva etapa. En lo que a población se refiere, españoles y horticultores tlaxcaltecas lograron asentarse a costa de la reducción aguda de los nativos. Sin embargo durante el siglo XVII la nueva población no prospero, básicamente por los siguientes factores: los ataques constantes de los indios nómadas, las enfermedades nuevas, la resistencia de los nativos a congregarse en pueblos, y el incipiente desarrollo del latifundio ganadero.

Durante los siglos XVII y XVIII la característica de La Laguna fue la utilización de las tierras para la cría de ganado desarrollado en grandes latifundios. Este tipo de uso del suelo trastocó aún más la vida de los habitantes originales de esta y regiones aledañas, pues por una parte redujo sus recursos naturales al ser desalojados de sus territorios de recorrido, y por otra parte, la destrucción de las manadas de búfalos para aprovechar solamente las pieles y el sebo, determinó en buena medida las agresiones de grupos vecinos que trataron de suplir la pérdida del ganado de cíbola, su principal recurso alimenticio, con el ganado español, en particular el caballar, que fue ampliamente utilizado tanto como delicado manjar que como cabalgadura para sus movilizaciones.

A mediados del siglo XIX los enormes latifundios ganaderos se fraccionaron; multitud de tierras fueron adquiridas por compañías extranjeras que las compraron o rentaron. La Laguna quedó poco a poco repartida en numerosas haciendas y ranchos. No obstante que la tierra continuó siendo poseída por pocas manos, la división trajo consigo el aumento progresivo de la población y además se comenzaron a cultivar cereales, algodón y forrajes. Es decir, un cambio económico ocurrió en la región, pues se inició la era agrícola.

 

PANORAMA SOCIOECONÓMICO

Desde el último cuarto del siglo pasado, hasta años muy recientes, las tierras de La Laguna se ocuparon mayormente en el cultivo del algodón. Hasta los años 30 de nuestro siglo, el terreno agrícola de La Laguna estaba fraccionado, y los dueños y arrendatarios se agruparon en sociedades anónimas; estas compañías pon a subasta las tierras a agricultores que, al trabajarlas con el capital necesario, pudieran responder del arrendamiento; además poseían toda la tecnología para la comercialización del algodón, e incluso llegaron a poseer fábricas de textiles y de ropa. Por otra parte, también se habían establecido bancos extranjeros de préstamo para el cultivo que después intervenían la cosecha para cobrar sus inversiones. Lo anterior quiere decir que las compañías terratenientes los bancos tenían en sus manos todo el proceso productivo regional y que ningún pequeño agricultor podía competir con ellos. En esta época se procedió a la construcción de una vasta y eficaz -aunque no equitativa-, red de canales para el aprovechamiento del agua de regadío. Esta red quedó establecida por la perforación de norias provistas de maquinaria eléctrica de bombeo.

La era agrícola del algodón, impulsada también con el crecimiento de centros urbanos y de vías de comunicación, sobre todo ferrocarrileras, que conectaron a la región con el centro del país, el principal mercado de hilados y textiles, atrajo hacia La Laguna numerosa población obrera y campesina que se arraigó y multiplicó. En el campo, toda esa creciente fuerza de trabajo estaba dividida en dos categorías: aquella que tenía empleo permanente en las haciendas y ranchos, que tenía casa y sustento seguros, y que formaba grupos reducidos, y la otra categoría que estaba representada por todas las gentes que tenían ocupación eventual, contratada en la época de regadío y de zafra, sin hogar permanente y que formaba la inmensa mayoría.

A partir de la segunda década de nuestro siglo en La Laguna se invirtieron nuevamente fuertes capitales; esta vez fueron destinados a la introducción de maquinaria agrícola moderna que reducía los costos del cultivo y comercialización del algodón. Junto con lo anterior los hacendados tomaron medidas para expulsar de los poblados de las haciendas y ranchos a todos los campesinos que no tuvieran empleo fijo, que no fueran “acasillados”.

Las expulsiones, y las malas condiciones generales de los trabajadores agrícolas los obligaron a organizarse y ejercer presión por medio de huelgas, las que se hicieron cada vez más frecuentes, hasta que, en 1936, estalló una huelga general para obtener el contrato colectivo que implicaba una serie de peticiones entre las que se cuenta: reducción de la jornada laboral, aumento de salarios y descanso del séptimo día.

Sin embargo la negativa de arrendatarios y terratenientes para mejorar las condiciones de trabajo, y el apoyo gubernamental a las organizaciones campesinas contribuyeron a que estas últimas cambiaran de metas: en lugar de mejores condiciones de trabajo, la distribución de las grandes haciendas entre los campesinos sin tierra.

Con el reparto agrario iniciado en 1936 por el régimen Cardenista, la distribución de tierras y aguas de La Laguna se hizo más equitativa, por lo menos en intención.

Por el costo de la tecnología que requiere el algodón, el principal cultivo de La Laguna, las nuevas dotaciones de tierras ejidales se hicieron en forma colectiva. Se pensó que era redituable organizar las compras de maquinaria necesaria para todo el proceso de comercialización de los productos agrícolas de forma colectiva, para ello, el gobierno federal otorgó crédito oficial, reordenó la dotación de agua, emprendió obras de irrigación. No obstante las buenas intenciones, con el tiempo las sociedades colectivas de crédito oficial se fueron subdividiendo en pequeños grupos, hasta que en la actualidad, la atomización de la parcela ejidal es lo más frecuente, y lo raro el funcionamiento del ejido colectivo. Las razones del fracaso de la colectivización fueron muy complejas, pero se puede mencionar las siguientes: corrupción en el sistema de crédito y avío oficial, falta de politización en las agrupaciones colectivas y, avasallamiento, por mejores condiciones económicas, de la tierra agrícola de propiedad privada.

En la actualidad la llamada pequeña propiedad es la forma económica que tiene más éxito en La Laguna, es decir, que tiene una agricultura más productiva y diversificada; y ello, en parte, gracias a la perforación de pozos, los que en un 60% cubren las necesidades de agua de las tierras agrícolas.

Sin embargo la extracción de agua del subsuelo ha acarreado nuevos y graves problemas, entre ellos están los siguientes: anualmente la extracción supera por un margen considerable la recuperación natural de los mantos freáticos, el costo del agua de noria va en constante aumento, por ello, y por falta de apoyo crediticio, pocos ejidatarios y pequeños propietarios pueden mejorar las condiciones de sus cultivos. Todo lo anterior hace ver que en La Laguna el agua determina la agricultura (su principal medio de vida), la extensión de los cultivos, el tipo de ellos, y en última instancia el número de personas que puedan vivir con las condiciones mínimas necesarias en la región.

 

TRADICIONES MUSICALES DE LA LAGUNA

 

Las asociadas a manifestaciones religiosas

Una reseña panorámica de las tradiciones más relevantes no puede dejar de incluir a los Coloquios y las Pastorelas. Los primeros son representaciones religiosas interpretadas en honor de un determinado Santo; por ejemplo se interpretaba uno dedicado a San Isidro, el patrono principal de La Laguna, y otro a los Santos Reyes. Este género, casi desaparecido en la región, era completamente cantado. Por su parte, las Pastorelas, que todavía se representan, tienen “su parte de relato y su parte de canto.” Generalmente se interpretan el 24 y 25 de diciembre, y el 6 de enero, aunque en la región se dice que solían verse también, hasta hace muy poco, el 2 de febrero. Los personajes que intervienen en este género son los mismos incluidos en otras regiones del país que mantuvieron o mantienen esta tradición. Su singularidad estriba en la forma de interpretar “la parte cantada”, pues en La Laguna se hace con 4 voces que se conjuntan de forma polifónica, sin acompañamiento instrumental alguno, y en un estilo acardenchado, estilo que más adelante se explicará.

Además de las representaciones, en la región se practican diversas danzas asociadas a festividades religiosas. Entre las más extendidas está la de Matachines –que quizá tiene su origen en el periodo colonial–, pues todas las de este ciclo datan de esa época. Anteriormente los bailarines de esta danza se cubrían la cara con hileras de cuentas; en la actualidad ya no, pero todavía usan una falda roja adornada con carrizos y semillas perforadas de durazno. Los Matachines se acompañan con una flauta de carrizo y una “tambora” grande de dos parches que se cuelga al cuello y al hombro, y se toca con un vaquetón.

Otra danza que se practica en la región es la de La Pluma o de La Conquista. Esta danza es imprescindible en la fiesta del patrono de La Laguna, San Isidro Labrador. En ella, como en todas las de ese ciclo, intervienen como principales personajes “El Cortés”. “La Malinche”, y “El Monarca”; además de estos se cuentan todos los danzantes que en hileras se sitúan detrás del “Cortés” o del “Monarca”. Los danzantes no tienen una vestimenta especial, aunque llevan un abanico de pluma en la mano derecha. La danza de La Pluma se acompaña de un violín y una tambora; la música se compone de varios “sones” para las distintas evoluciones de los “danzantes”.

Además de las danzas mencionadas, en la región se practicaban hasta épocas muy recientes: Morismas, Paloteadas, Sonajeros, Arcos, y La Danza del Indio.

 

Tradiciones musicales no religiosas

Bailes de Parejas. Por menciones de lugareños viejos, tanto músicos como personas pertenecientes a distintas profesiones y status social, también por repertorios impresos y manuscritos de piezas para piano, para pequeñas orquestas, y bandas, así como por algunas noticias de periódicos, se puede afirmar que hubo bailes sueltos de parejas mixtas y bailes-juegos de tipo colectivo que tuvieron gran aceptación en la región. Dentro de estos últimos, están los siguientes: Las Cuadrillas y Los Panaderos. El baile de los panaderos, de tipo colectivo, permitía el juego, pues los músicos, por medio de la copla, indicaban las diversas acciones que deberían llevar a cabo las parejas. Por su parte el baile-juego de las cuadrillas, dentro del que los bailarines se disponían formando dos filas separadas y enfrentadas, una de hombres y otra de mujeres, era dirigido por un señor que sostenía un palo largo, que al golpearlo en el piso, señalaba los cambios coreográficos. Los bailarines de los extremos de las filas –extremos llamados las cabeceras–, guiaban el resto de los participantes. Las cuadrillas, en lo musical, constaban de diversas piezas que se tocaban de manera sucesiva; muchas de ellas eran polcas. Una cuadrilla, cuando el ambiente lo propiciaba, solía durar hasta 2 horas; sin embargo, este baile-juego generalmente constaba de 5 partes, cada una de las cuales poseía dos o tres piezas. En cuanto a los géneros bailables sueltos, se pueden enumerar los siguientes que fueron muy populares en la región: Polcas, valses. varsovianas, jotas, marchas, chotises, masurcas, danzones, danzas, galopas, pasacalles y two steps.

Cantos. Hay una serie de cantos tradicionales de la región que proceden de muy diversas épocas; entre ellos se cuentan los siguientes: “La Varsoviana”, “El Barzón”, “La Mamá Carlota”, “El Abandonado”, “El Machaquito”, “La Paloma”, “El Adiós de Carrasco”, “Alborada”, “El Sauce y la Palma” Además de los mencionados fueron muy populares varios cantos de zarzuelas, y diversos sonecitos y cantos satíricos, aunque las más gustadas fueron canciones de tipo romántico compuestas localmente, y otras que fueron conocidas en toda la República. Hacia los años 20 se popularizaron muchísimas canciones que eran conocidas en amplias regiones del país; muchas de ellas venían en boca de los “bonanceros”, los trabajadores migratorios que llegaban a la pizca y que procedían de diversos estados.

Romances y Corridos. Estos géneros son muy gustados en la región. Entre los Romances que se conocen se encuentran dos de los más extendidos en el país: El de “Doña Elena”, y “La Delgadina”. Durante la Revolución Mexicana La Laguna produjo muchísimos Corridos –Tragedias se les dice–, como tantas otras regiones del país, entre los más conocidos de producción local se pueden mencionar los siguientes: “Los Combates de Torreón”, “Salida de los gachupines de la ciudad de Torreón”, “De la Toma de San Pedro”, etc. También se cantan muchos corridos que proceden de otras regiones; algunos de ellos fueron llevados a la región “por los del teatro”, otros más circularon en boca de las tropas que militaban en los distintos bandos en pugna de esos años tan violentos.

Instrumentos musicales utilizados en la región

Como instrumentos solistas, los más usados en la región fueron los siguientes: arpa, violín, guitarra 6a., armónica, concertina –pequeño acordeón– el tambor grande llamado tambora, y el triángulo, que al igual que el tambor, se usa como acompañamiento rítmico. En los pequeños poblados a veces se oía el cilindro, llamado en la región “celestina”…

El arpa fue usada como acompañamiento del canto, y al parecer provenía de Zacatecas; este instrumento fue utilizado sobre todo por los “cantadores” que de pueblo en pueblo difundían las tragedias con temas locales o nacionales, los viejos Romances, y las canciones románticas y satíricas. En nuestros días el arpa ha sido sustituida por la guitarra 6a., como el instrumento preferido por los intérpretes populares, aunque hasta hace pocos años no era raro escuchar los dos instrumentos juntos acompañando a la voz. El uso de la guitarra 6a., utilizada en La Laguna, tiene una peculiaridad: el uso extendido de las cuerdas de metal y del plectro o uña, puesto en el dedo pulgar.

Otro instrumento muy extendido es el violín, que ha sido imprescindible para acompañar “sones de danzas” y jarabes.

Conjuntos instrumentales. En nuestros días domina en toda la región el conjunto instrumental llamado los pitacoches, más ampliamente conocido como “conjunto norteño de acordeón”. Sin embargo, hasta épocas muy recientes para los bailes de los ranchos se utilizaba un clarinete, el arpa y el violín, o bien el violín y el acordeón; aunque en los “buenos bailes” las piezas se acompañaban de una orquesta o bien de una banda. Además de los conjuntos antes mencionados tenían gran aceptación las típicas y los quintetos de cuerdas.

En las 3 ciudades –Lerdo, Gómez Palacio y Torreón–, centros de la actividad económica de La Laguna, se ha mantenido la tradición de la banda de alientos sostenida por el Municipio. También se ha continuado la tradición de los quintetos de cuerdas; allá está, por ejemplo, el Quinteto “Club Verde” que toca en diversas partes de esa ciudad, y se le localiza en una cantina de Gómez Palacio que lleva el mismo nombre del Quinteto; también está en Torreón otro Quinteto que, como el mencionado anteriormente toca en una cantina, el compuesto por los hermanos García, el maestro Olvera y el maestro Gaucín. Estos quintetos tienen la instrumentación siguiente: 2 violines, un contrabajo, un bandolón y una guitarra 6a. El bandolón es un instrumento de cuerdas en forma de una guitarra panzona, de 6 cuerdas triples, todas de acero, que se toca con púa. La guitarra 6a. que incluyen los quintetos laguneros comparte la tradición regional de ser usada con cuerdas de acero y tocada con uña o plectro. Vale la pena resaltar que los quintetos tocan de forma lírica, y que también una parte del repertorio de las bandas se toca de esta manera.

 

LA CANCIÓN CARDENCHE

El nombre de este género es el mismo que el que tiene una cactácea muy espinosa que forma parte de la flora de la región, y que, se dice, no obstante su apariencia áspera, por dentro está “llena de agua”.

Las canciones cardenches se nombran también de “basurero”, ya que quienes las cantaban solían hacerlo encima de los basureros de las haciendas, los que a veces eran más altos que las casas.

Este género es de origen eminentemente campesino; en La Laguna era interpretada por y para los peones; en la actualidad conservan esta tradición precisamente los antiguos peones y actuales ejidatarios, y también los trabajadores agrícolas sin tierra.

Las informaciones orales recabadas establecen que la canción cardenche ya se oía, por lo menos, desde finales del siglo pasado, y que se mantenía como tradición en todas las comunidades laguneras. Hay quienes dicen que este género nació en la Flor de Jimulco –población situada en el lado de Coahuila, sobre el Aguanaval, precisamente en el lugar donde este río divide al estado mencionado y al de Durango–. Sin embargo muchas otras personas afirman que el género rebasa a La Laguna y que existe también en otras partes de los estados de Durango, Coahuila y Zacatecas. Se añade que la canción cardenche, como tradición, todavía estaba viva y floreciente en los años 30 del presente siglo. En la actualidad el género se está perdiendo pues es practicado casi exclusivamente por personas que rebasan el medio siglo. Por otra parte, es muy posible que la confluencia en la región de personas venidas de muy diversos y a veces distantes lugares, haya proporcionado al género diversas influencias; pues no hay que olvidar que La Laguna mestiza se pobló muy despacio.

Este género ha tenido tanto arraigo en la región que acardenchó otros. Es decir, géneros como el Corrido, la llamada Canción Mexicana y los cantos de Pastorelas perdieron su propio estilo para tomar en la región, el de la cardenche.

La canción cardenche es un género polifónico que se canta siempre a 3 o 4 voces distintas y a capella. Se dice que en épocas pasadas llegó a cantarse a 5 voces. Los grupos de cardencheros distribuyen las voces de acuerdo a su tesitura. Cada una de las voces posee un nombre popular; así, quienes cantan la voz más grave –llamada en la región el fundamental–, se conocen como los que hacen la marrana o el arrastre. Otra voz, la más aguda del conjunto, es conocida con el nombre de la contralta, a veces llamada también arrequinte o requinto. Se dice que el requinto se usa sobre todo en los cantos de Pastorelas, y en este caso representa cuarta voz, todavía más aguda que la contralta. Se añade que cuando no existe la cuarta voz, la tercera, es decir la contralta, toma su lugar. Otra voz es la segunda, la voz intermedia que frecuentemente lleva la melodía. tercera, es decir la contralta, toma su lugar. Otra voz es la segunda, la voz intermedia que frecuentemente lleva la melodía.

La forma de jugar con las 3 voces difiere de una interpretación a otra, aunque al decir de los cardencheros los cambios mayores se dan en la marrana que, según la canción, entra antes o después de las otras voces. También se dice que hay canciones que “necesitan” comenzar con la contralta, o bien con la segunda voz, en tanto que hay otras en que “se debe” de alternar la contralta y la segunda voz. También se dice que antiguamente la contralta era la voz que llevaba la melodía y cantaba los “versos” de la canción, en tanto que las otras voces solo emitían sonidos que servían de acompañamiento armónico. Se dice así mismo que esto sucedía cuando se lograban reunir conjuntos muy grandes de cardencheros.

Los depositarios actuales de la tradición, los viejos campesinos, actuales ejidatarios y antiguos peones de hacienda, guardan en cuadernos las letras de cardenches, pues la melodía y los adornos de las diferentes voces los conservan en la memoria.

Los campesinos que gustaban de reunirse para cantar cardenches –es decir los cardencheros– lo hacían todas las tardes y noches “después de la labor”. Se dice que era todo un acontecimiento escucharlos en la época de la pizca del algodón, cuando también algunos de los “bonanceros” que venían a ella se integraban al conjunto, y todos los demás trabajadores escuchaban mientras jugaban cartas; en estos momentos era frecuente que se pasara “un traguito” para entonar las voces.

La canción cardenche tiene casi siempre una letra lírico-amorosa, aunque de vez en cuando incluye en el repertorio, temática de doble sentido, “picosa”, como dicen en la región.

Otra característica de este género es la inclusión de silencios, a veces bastante largos, que se insertan a lo largo de cada interpretación; estos silencios generalmente no caen al final de una frase melódica o de una copla, al contrario, se dan enmedio, interrumpiendo el discurso lírico musical. Tal característica le da gran emotividad al género.

 

CONTENIDO MUSICAL DE LA CANCIÓN CARDENCHE

Roberto Portillo

El hallazgo, dentro de nuestras tradiciones populares, de una forma que se puede llamar sin lugar a dudas polifónica, llamará la atención y el interés de musicólogos, antropólogos, historiadores… y el público en general.

La importancia que guarda este encuentro con la poli melodía en un contexto popular, específicamente campesino, nos sugiere el alto desarrollo que alcanzaron las manifestaciones populares en la época colonial y es una muestra más de la capacidad de asimilación y expresión artística de los mexicanos.

Interpretar polifonía o poli melodía requiere de la destreza que da el oficio, y este solo se obtiene con la combinación de experiencia y capacidad. El caso del músico que tiene como especialidad los cantos en coros poli melódicos no es común, aun siendo este de academia. Pues bien, más raro es encontrar músicos dedicados a las manifestaciones populares tradicionales, con esa destreza y facilidad para ejecutar una segunda, tercera o cuarta voz.

Los intérpretes, en el caso de la canción cardenche, no se limitan a la escueta ejecución de una de las voces; también hacen ostentación de un rico conocimiento y espontaneidad en la ornamentación de la vez que les corresponde.

Por las características que diremos más adelante podemos anticipar que estamos frente a un testimonio evidente de POLIFONÍA POPULAR MEXICANA.

 

Esencial desafinación

En las grabaciones se puede advertir que la altura de los sonidos, en ocasiones, varía al punto de llegar a una ligera desafinación. Las intérpretes ejecutan sus melodías dentro de lo factible, pero, por distintas razones, –vejez, enfermedad, el natural cansancio al regreso del trabajo, etc.– no logran la precisión que alcanza un instrumento bien afinado. Sin embargo esa característica tan común en otros de nuestros géneros populares, esa esencial desafinación, hace posible identificar (en la mayoría de los casos) a la auténtica música regional.

 

Características e influencias

Una vez reconocida la polifonía, la primera característica que resalta en las grabaciones, es la falta de acompañamiento instrumental. También se advierte el tiempo pausado, reflejo de los largos días de sol y los grandes espacios que ofrece la tierra a la vista, al cuerpo y al espíritu. El carácter solemne, a veces apasionado, otras religioso, y siempre emotivo, provoca contrastes sutiles que dejan satisfecho al melómano exigente.

Los grandes silencios que separan cada frase los determina el humor y las circunstancias en que se encuentran los intérpretes sin embargo, aquellos son parte integral de las características de la canción cardenche.

Otro rasgo muy importante es la aparición del FABORDON. M. Brenet en su diccionario de la música (Barcelona 1962), nos dice:… “El sentido de este nombre debió de provenir de la sustitución de una voz superior a la del tenor, lo cual sería designado como falsa, como característica de un falso bajo (FAUX-BOURDON) transportado al soprano. Otros autores han creído encontrar el sentido etimológico de esta palabra en el presunto empleo de la voz de falsete para la ejecución de la parte superior de una composición”.

El monje Guillaume habla del fabordon como “una manera de los ingleses” que lo cantaban a tres voces en acordes de sexta, con terceras cuyo punto de partida y terminación consistían siempre en acordes de quinta y octava.

Estas características del fabordon, antes mencionadas, son, casi con exactitud, las mismas que aparecen en la canción cardenche, con la salvedad que esta última llega a conjuntar hasta cuatro voces colocadas a diferentes alturas.

Como se ha mencionado anteriormente, la canción cardenche posee una rica ornamentación en cada voz, aquella pertenece, esencialmente, al Barroco europeo y al Renacimiento específicamente español, abarcando del siglo XVI al XVIII. (–) En las danzas europeas de estos siglos, era común variar la repetición de cada una de las partes, para lo cual se estableció ornamentar la segunda vez de estas danzas. Los intérpretes distinguidos, es decir, los de mayor destreza, improvisaban dicha ornamentación mientras que los demás requerían de los Tratados de Glosa y Ornamentación publicados en la época para este fin.

La improvisación de la glosa y ornamentación en la canción cardenche es muy interesate; se puede escuchar que estos ornamentos no son sencillos, implican un conocimiento empírico bien desarrollado de la retórica musical. Podemos escuchar en este género popular, claramente, los slides, trinos, mordentes, etc., barrocos a la par de las glosas de intervalos, en el estilo español de la Época de Oro. Y como si esto fuera poco, constantes apoyaturas, descendentes y ascendentes, tan utilizadas en nuestra música tradicional, le dan el toque regional y nacionalista que también caracteriza a este versátil género musical.

 

Conclusiones

Por las características antes mencionadas, podríamos considerar el origen de este género como de la época colonial; sin embargo no podemos aseverarlo decididamente pues, si bien presupone ornamentación propia la época referida, e incluso obedece de diversas maneras a los cánones de la interpretación del Renacimiento y Barroco, manifiesta tanto en la línea melódica como en el texto, un señalado lirismo, arquetípico de las expresiones románticas del siglo XIX. Esta última característica tiene tanta importancia como las antes mencionadas, pues determina, ya sea un origen más próximo, o la última etapa en la metamorfosis de un género antiguo cuyo origen desconocemos.

A la conclusión final que lleguemos deberá ser precedida de investigaciones más profundas que esclarezcan el origen y desarrollo de la canción cardenche.

 

(–) Ver como ejemplo de glosa española (en las transcripciones que aparecen al final de estas notas) Números 40 y 21 de las canciones “Yo ya me voy…” y “Quisiera ser…” Respectivamente. Y como ejemplo de ornamentación barroca 4 y 5 de la “Pastorela” y 21 de “Yo ya me voy…”

 

NOTA: Al comparar la notación musical, de las obras mencionadas, con las grabaciones respectivas, se encontrará que no concuerdan los valores rítmicos en un cien por ciento; esto se debe principalmente a la interpretación en “tempo rubato” que ejecutan los intérpretes de estas canciones. Para mostrarlo con claridad, presentamos los siguientes ejemplos de la “Nuove Musiche” de Caccini (1601); estos son suficientemente claros para demostrar la interpretación libre de rígidos patrones rítmicos:

 

V (Y al pie de un árbol…)

Y al pie de un árbol,
mi alma se encuentra triste,
y aluminada
con la luz de la mañana.

Salió y me dijo
que era esperanza vana,
donde a la vez,
mejor me duermo yo…

La vide venir,
más no creía que ella era,
yo me acerqué
hacia el pie de su ventana.

Salió y me dijo
que era esperanza vana
donde a la vez
mejor me duermo yo.

Quisiera ser
una garza morena
para estarte mirando
en una redoma de oro.

Pero trigueñita…
Nomás que me acuerdo, lloro,
¿quién tiene la culpa?
Usté que me abandonó.

 

(Yo ya me voy a morir a los desiertos…)

Yo ya me voy…
A morir a los desiertos,
me voy del ejido…
Y esa estrella marinera…

Solo en pensar,
que dejé un amor pendiente,
nomás que me acuerdo…
Me dan ganas de llorar…

Pero a mí no me divierten,
los cigarros de la Dalia,
pero a mí no me consuelan,
esas copas de aguardiente…

Solo en pensar
que dejé un amor pendiente,
nomás que me acuerdo,
me dan ganas de llorar…

Pero a mí no me divierten,
los cigarros de la Dalia,
pero a mí no me consuelan,
esas copas de aguardiente…

Solo en pensar
que ando lejos de mi tierra…
Nomás que me acuerdo,
me dan ganas de llorar…

 

VERSOS DE PASTORELA

Huelguense los pajarillos
para el portal de Belén.

Huelguense de ver al niño
y acabado de nacer.

Cante alegre la calandria,
y también el gorrioncito.

Cante alegre la calandria
de ver al niño chiquito.

El pavo con su hermosura,
y el halcón con ligereza,

Águila se halla presente,
de ver tan magra belleza.

Gritaba una pastorcita
y afanando con empeño.

Haciendo una camisita
pa’ Jesús mi dulce dueño.

Anda Gila sin tardanza,
ven ponle su camisita.

Voluntá y amor mesurar
y a arrullarle a su cunita.

 

Este disco presenta al público una tradición musical casi desconocida fuera de La Laguna: La canción Cardenche, también ofrece otros géneros de la región; esos materiales fueron grabados a principios del año de 1977. Toda la investigación no hubiera sido posible sin la valiosa y desinteresada cooperación de muchísimos laguneros, con especial reconocimiento al destacado líder campesino don Arturo Orona, a la señora Beatriz González de Montemayor, directora del Museo Regional de La Laguna, y a los hermanos Ernesto y Alberto González Domene, impulsores de la cultura regional. A estas personas. A todos los músicos que gustosamente colaboraron, y al generoso pueblo de La Laguna, nuestro agradecimiento más profundo.

 

Secretario de Educación Pública
licenciado Fernando Solana Morales

Subsecretario de Cultura y Recreación
doctor Roger Díaz de Cosío

Director del Instituto Nacional de Antropología e Historia
profesor Gastón García Cantú

Directora de la Serie de Discos
maestra Irene Vázquez Valle

 

México, 1981, 2a. edición
© I.N.A.H.

 

Grabación y notas de Irene Vázquez Valle, excepto la grabación no. 2 de la cara B que fue realizada por Ernesto y Alberto González Domene.

 

CARA A

 

1. “Yo ya me voy a morir a los desiertos…” Canción Cardenche Tradicional.
Sapioríz, municipio de Lerdo, Durango.
Intérpretes: Eduardo Elizalde de 67 años, segunda voz: Pablo García Antúnez de 67 años, contralta o tercera voz; Juan Sánchez Ponce de 53 años, marrana o primera voz.

 

Yo ya me voy a morir a los desiertos…

 

Yo ya me voy…
A morir a los desiertos,
me voy del ejido…
Y esa estrella marinera…

Solo en pensar
que ando lejos de mi tierra…
Nomás que me acuerdo,
me dan ganas de llorar…

Pero a mí no me divierten,
los cigarros de la Dalia,
pero a mí no me consuelan,
esas copas de aguardiente

Solo en pensar,
que dejé un amor pendiente,
nomás que me acuerdo…
Me dan ganas de llorar…

Pero a mí no me divierten,
los cigarros de la Dalia,
pero a mí no me consuelan,
esas copas de aguardiente…

Sólo en pensar,
que dejé un amor pendiente,
nomás que me acuerdo,
me dan ganas de llorar…

 

2. “Por esta calle donde voy pasando…” Canción Cardenche Tradicional.
Sapioríz, municipio de Lerdo, Durango.
Intérpretes: Los mismos que en el ejemplo 1.

 

Por esta calle…

 

Por esta calle
donde voy pasando,
con mi botella
y mi quebranto…

Si no me querés
porque soy templado,
anda con Dios, mujer
que hemos de hacer.

Ella me dice que no tome vino,
que si la quero que le haga ese favor.
Yo le respondo con caricias tiernas:
–voy a olvidar éstos vicios por tu amor.

Y ella me dice que no tome vino,
que si la quero que le haga ese favor.
Yo le respondo con caricias tiernas:
–voy a olvidar esos vicios por tu amor.

 

3. “No sé por qué…” Canción Cardenche Tradicional.
Sapioríz, municipio de Lerdo, Durango.
Intérpretes: Los mismos que en los ejemplos anteriores.

 

No sé por qué…

 

No sé por qué…
Y a esa mujer la adoro,
no sé por qué…
Yo la adoro con delirio.

De que la miro,
se calma mi martirio,
se calma el fuego,
y también el frenesí.

Todos los días yo gano
un peso diario;
y una peseta
se la llevo a mi querida.

¡Ay! La mujer
de todas, la preferida.
¡Ay! La querida,
que desaires pasará.

¡Ay! La mujer,
se asoma y dice: ¡ahí va!
¡Ay! Que trabajo
es amar sin libertad.

¿Quién les ha dicho
que el hombre casado es libre?
Tiene su mujer,
aparte de una querida.

Por las mujeres,
se componen las canciones,
ellas son causa de que el mundo
no ande en paz.

 

4. “Al pie de un arbol…” Canción Cardenche Tradicional.
Sapioríz, municipio de Lerdo, Durango.
Intérpretes: Los mismos que en los ejemplos anteriores.

 

Y al pie de un árbol…

 

Y al pie de un árbol,
mi alma se encuentra triste,
y aluminada
con la luz de la mañana.

Salió y me dijo
que era esperanza vana,
donde a la vez,
mejor me duermo yo…

La vide venir,
más no creía que ella era,
yo me acerqué
hacia el pie de su ventana.

Salió y me dijo
que era esperanza vana
donde a la vez,
mejor me duermo yo.

Quisiera ser
una garza morena
para estarte mirando
en una redoma de oro.

Pero trigueñita…
Nomás que me acuerdo, lloro,
¿quién tiene la culpa?
Usté que me abandonó.

 

5. “Ojitos negros ¿a dónde están?…” Canción Cardenche Tradicional.
Sapioríz, municipio de Lerdo, Durango.
Intérpretes: Los mismos que en los ejemplos anteriores.

 

Ojitos negros ¿a dónde están?…

 

Ojitos negros ¿a dónde están?
¿a dónde están que no los miro?
Me acuerdo de ellos, pego un sospiro
¡Ay! Ojitos negros, sabrá Dios onde andarán…

Esos ojitos son muy bonitos,
esos ojitos son muy hermosos,
esos ojitos son muy preciosos,
¡Ay! Ojitos negros sabrá Dios onde andarán…

Todos me dicen que por allá andan,
que por allá andan, yo no los miro.
Me acuerdo de ellos, pego un sospiro
¡Ay! Ojitos negros sabrá Dios onde andarán…

Todos me dicen que por allá andan,
que por allá andan, por la estación…
Y yo los vide, dije: ellos son…
¡Ay! Ojitos negros, dueños de mi corazón.

 

6. “Y alza esa vista, no te avergüences…” Canción Acardenchada.
Sapioríz, municipio de Lerdo, Durango.
Interpretes: Los mismos que en los ejemplos anteriores.

 

Y alza esa vista, no te avergüences…

 

Y alza esa vista, no te avergüences,
de los recuerdos de lo pasado.
Te gusto fue… has terminado…
Para que entrara otro hombre mejor que yo.

Preso me llevan para Escobedo.
Voy sentenciado a las fronteras.
Mejor quisiera… que te murieras…
Para no verte en brazos de otro infeliz.

Yo ya me voy, trigueña hermosa,
¿qué no recuerdas? Nomás yo era.
Preso me llevan… pa’ las fronteras…
La causa ha sido quererte con grande amor.

 

7. “Sale la luna y se mete el sol…” Canción Cardenche Tradicional.
Torreón, Coahuila.
Interpretes: Ernesto González Domene, marrana o primera voz; Alberto González Domene, tercera voz; Carlos González Domene, arrequinte; Jaime de Lara Tamayo, segunda voz.

Esta es una muestra de la Canción Cardenche interpretada por un grupo de aficionados no campesinos.

 

Sale la luna y se mete el sol.

 

Sale la luna y se mete el sol,
y a lo profundo se va a esconder.
Salen las nubes para los mares
a agarrar agua para llover.

Y si no sabes corresponder a un corazón
yo sí sé.

Sale la luna y se mete el sol,
y las estrellas lo van a ver.
Sale el lucero de la mañana,
la estrella Venus al oscurecer.

Y si no sabes corresponder a un corazón,
yo sí sé…

Estrellita marinera
dame razón de tu amor
tú que iluminas el silencio de la noche.

Y si no sabes corresponder a un corazón,
yo sí sé.

Los horizontes son chiquititos
y parejitos al caminar,
andan en busca de una paloma
que se ha salido del palomar.

Y si no sabes corresponder a un corazón,
yo sí sé…

 

CARA B

 

1. “De Torreón a Lerdo”. Marcha. Autor: Pioquinto González.
Torreón, Coahuila.
Intérpretes: Quinteto de Cuerdas integrado por los siguientes músicos: Andrés Olvera Gómez, primer violín; Albino García Hernández, segundo violín; Evaristo García Hernández, bandolón; Cenobio García Hernández, contrabajo; Reyes Gaucín Castillo, guitarra sexta.

Esta marcha, cuyo autor nació en San Juan de Guadalupe, Durango, es tan popular en La Laguna que hasta en las corridas de toros se interpreta. La gente de ciudad Lerdo dice que la pieza se debería llamar “De Lerdo a Torreón”, ya que fue compuesta, hacia 1901, a raíz de la inauguración del tren eléctrico que comunicaba a esas dos ciudades; y en esa época, antes de la construcción de carreteras, todas las rutas llegaban a Lerdo, pues era el centro urbano más importante de la región.

 

2. “Tragedia de Pioquinto y Perfecto”. Corrido Tradicional Acardenchado.
La Flor de Jumulco, Coahuila.
Intérpretes: Cardencheros de la localidad antes mencionada, cuyos nombres no fueron proporcionados.

El corrido está interpretado, a capela, con 3 voces: una primera, una segunda alta, y una tercera baja. Procede de la región situada “arriba” de la Flor de Jimulco, por Menores, Durango. En esta zona el río Aguanaval divide a los estados de Coahuila y Durango, y dos poblaciones se localizan frente a frente: La Flor del lado del primer estado, y Sombreretillo del lado del segundo.

 

Tragedia de Pioquinto y Perfecto

 

Jueves día siete de otubre
en Menores ha pasado,
Perfeto y Pioquinto Pérez
como a las once agarraron.

Estaba tomando José
este Pioquinto en su casa,
cuando llegó este Perfeto:
–vamos que el tiempo se pasa.

Le respondió este Pioquinto:
–Hombre, no seas imprudente,
que el negocio que tenemos,
lo dejaremos pendiente.

Le respondió este Perfeto:
–No lo podemos dejar,
el negocio que tenemos
ai lo vamos a arreglar.

Luego se fueron saliendo
como que iban a cazar;
pues quen había de pensar
que estos se iban a peliar

–Vámonos desapartando,
se acabaron parrandillas,
allá nos vamos a ver
al punto de Cuerecillas.

–Ya se acabaron amigos,
ya se acabaron compadres.
Y ahora lo vamos a ver
qué parieron nuestras madres.

–Pues ya se nos concedió
peliar en campo de honor.
–si a caballo semos buenos,
a pie lo haremos mejor.

Pues ya se nos concedió
peliar como a buenos gallos.
Y se tiraron a pie,
atajaron los caballos.

Pioquinto no se acortaba,
ni por verse en tal aprieto.
El primer tiro le ha dado
en una pierna a Perfeto.

Luego le dice Pioquinto:
–fue tu valor siempre trigo,
ya me pegaste un tiro
en la merita vejiga.

–Pioquinto, tú yaʼmoriste,
yo voy a ver donde muero;
aquí en las manos me llevo
Tu pistola y tu sombrero.

–Oigame usté don Vicente,
mire lo que ha sucedido:
–este Pioquinto ya es muerto
yo vengo muy malherido.

Vuela, vuela, palomita,
para los campos de honores.
Ya murió Pioquinto Pérez
padre de los de Menores.

 

3. “Los Panaderos”. Baile de tipo colectivo tradicional.
Torreón, Coahuila.
Intérpretes: Los mismos de Cara B no. 1.

 

4. “La Filomena”. Marcha. Autor desconocido.
Torreón, Coahuila.
Intérpretes: Banda Municipal de Torreón, Coahuila integrada por los siguientes músicos: Director, Ernesto Villegas García; Subdirector y trompeta solista, Salvador Enríquez Núñez; Músico Mayor y clarinete solista, Noé Villaseñor Rodríguez; Flautín, Alfredo Salazar; Clarinete, Ángel Ríos Nava; Clarinete, José Antonio Ibáñez Alba; Clarinete, Francisco Vázquez Valdéz; Clarinete, José Isabel Aguilera Rodela; Saxofón soprano, Lorenzo Martín del Campo; Saxofón tenor, José Macías; Saxofón alto, Carlos Ríos; Barítono, J. Concepción Fabela; Tuba, J. Ángel Salas; Tambor grande, José Luz Cortina de la Fuente; Trombón, Juan Flores; Trombón de vara, Emilio Núñez López; Saxor segundo, Miguel Villaseñor Rodríguez; Platillos, Gabriel Villaseñor Rodríguez; Trompeta, Gonzalo Villaseñor Rodríguez: Trompeta, Jesús Villegas; Trompeta, Gabriel Martínez Ibarra; Trompeta, J. Concepción Rosales Ramírez; Timbales, Juan Manuel Huerta; Saxor alto, Ernesto Villegas Flores.

Esta pieza es tan conocida que los músicos Laguneros la tocan de memoria; y para muchos habitantes es el verdadero himno regional.

 

5. “Versos de Pastorela”.
Sapioríz, municipio de Lerdo, Durango.
Intérpretes: Los mismos de la Cara A no. 1 más Genaro Chavarría.

Como se dice en las notas, las Pastorelas laguneras se cantan acardenchadas: esta grabación es una muestra de ello, y sobre todo, de la gran tradición polifónica –la cardenche– que los campesinos de la región producen y hasta la fecha han conservado.

 

Versos de Pastorela

 

Huelguense los pajarillos
para el portal de Belém.

Huelguense de ver al niño
y acabado de nacer.

Cante alegre la calandria
y también el gorrioncito.

Cante alegre la calandria
de ver al niño chiquito.

Y el pavo con su hermosura,
y el halcón con ligereza.

Águila se halla presente,
de ver tan magra belleza.

Gritaba una pastorcita
y afanando con empeño.

Haciendo una camisita
pa’ Jesús mi dulce dueño.

Anda y Gila sin tardanza,
ven ponle su camisita.

Voluntá’ y amor mesurar
y a arrullarle en su cunita.

Escuche el álbum en la MEDIATECA del INAH, haga clic en la siguiente imagen:

DR. Instituto Nacional de Antropología e Historia, México


Lista de canciones:

TRADICIONES MUSICALES DE LA LAGUNA: LA CANCIÓN CARDENCHE
LADO 1
  • A1 Yo ya me voy a morir a los desiertos –Canción Cardenche Tradicional– Sapioríz, municipio de Lerdo, Durango.
    Intérpretes: Eduardo Elizalde, segunda voz; Pablo García Antúnez, contralta o tercera voz; Juan Sánchez Ponce, marrana o primera voz.
  • A2 Por esta calle donde voy pasando –Canción Cardenche Tradicional– Sapioríz, municipio de Lerdo, Durango.
    Intérpretes: Eduardo Elizalde, segunda voz; Pablo García Antúnez, contralta o tercera voz; Juan Sánchez Ponce, marrana o primera voz.
  • A3 No sé porqué –Canción Cardenche Tradicional– Sapioríz, municipio de Lerdo, Durango.
    Intérpretes: Eduardo Elizalde, segunda voz; Pablo García Antúnez, contralta o tercera voz; Juan Sánchez Ponce, marrana o primera voz.
  • A4 Al pie de un árbol –Canción Cardenche Tradicional– Sapioríz, municipio de Lerdo, Durango.
    Intérpretes: Eduardo Elizalde, segunda voz; Pablo García Antúnez, contralta o tercera voz; Juan Sánchez Ponce, marrana o primera voz.
  • A5 Ojitos negros –Canción Cardenche Tradicional– Sapioríz, municipio de Lerdo, Durango.
    Intérpretes: Eduardo Elizalde, segunda voz; Pablo García Antúnez, contralta o tercera voz; Juan Sánchez Ponce, marrana o primera voz.
  • A6 Y alza esa vista, no te avergüences –Canción Cardenche Tradicional– Sapioríz, municipio de Lerdo, Durango.
    Intérpretes: Eduardo Elizalde, segunda voz; Pablo García Antúnez, contralta o tercera voz; Juan Sánchez Ponce, marrana o primera voz.
  • A7 Sale la luna y se mete el sol –Canción Cardenche Tradicional– Torreón, Coahuila.
    Intérpretes: Ernesto González Domene, marrana o primera voz; Alberto González Domene, tercera voz; Carlos González Domene, arrequinte; Jaime de Lara Tamayo, segunda voz.
LADO 2
  • B1 De Torreón a Lerdo –Marcha. Autor: Pioquinto González– Torreón, Coahuila.
    Intérpretes: Quinteto de cuerdas integrado por los siguientes músicos: Andrés Olvera, primer violín; Albino García Hernández, segundo violín; Evaristo García Hernández, bandolón; Cenobio García Hernández, contrabajo; Reyes Gaucín Castillo, guitarra sexta.
  • B2 Tragedia de Pioquinto y Perfecto –Corrido tradicional Acardenchado– La Flor de Jumulco, Coahuila.
    Intérpretes: Cardencheros de la localidad antes mencionada, cuyos nombres no fueron proporcionados.
  • B3 Los panaderos –Bailes de tipo colectivo tradicional– Torreón, Coahuila.
    Intérpretes: Quinteto de cuerdas integrado por los siguientes músicos: Andrés Olvera, primer violín; Albino García Hernández, segundo violín; Evaristo García Hernández, bandolón; Cenobio García Hernández, contrabajo; Reyes Gaucín Castillo, guitarra sexta.
  • B4 La Filomena –Marcha. Autor: Desconocido– Torreón, Coahuila.
    Intérpretes: Banda Municipal de Torreón, Coahuila integrada por los siguientes músicos: Ernesto Villegas García, director; Salvador Enríquez Núñez, subdirector y trompeta solista; Noé Villaseñor Rodríguez, músico mayor y clarinete solista; Alfredo Salazar, flautín; Angel Ríos Nava, clarinete; José Antonio Ibáñez Alba, clarinete; Francisco Vázquez Valdéz, clarinete; José Isabel Aguilera Rodela, clarinete; Lorenzo Martín del Campo, saxofón soprano; José Macías, saxofón tenor; Carlos Ríos, saxofón alto; J. Concepción Fabela, barítono; J. Ángel Salas, tuba; José Luz Cortina de la Fuente, tambor grande; Juan Flores, trombón; Emilio Núñez López, tambor de vara; Miguel Villaseñor Rodríguez, saxor segundo; Gabriel Villaseñor Rodríguez, platillos; Gonzalo Villaseñor Rodríguez, trompeta; Jesús Villegas, trompeta; Gabriel Marínez Ibarra, trompeta; J. Concepción Rosales Ramírez, trompeta; Juan Manuel Huerta, timbales; Ernesto Villegas Flores, saxor alto.
  • B5 Versos de pastorela. Sapioríz, municipio de Lerdo, Durango.
    Intérpretes: Eduardo Elizalde, segunda voz; Pablo García Antúnez, contralta o tercera voz; Juan Sánchez Ponce, marrana o primera voz. Genaro Chavarría.

Créditos:

Irene Váquez Valle

 

Ernesto y Alberto Gonzézlez Domene

 

Secretario de Educación Pública
licenciado Fernando Solana Morales

Subsecretario de Cultura y Recreación
doctor Roger Díaz de Cosío

Director del Instituto Nacional de Antropología e Historia
profesor Gastón García Cantú

Directora de la Serie de Discos
maestra Irene Vázquez Valle

 

Irene Vázquez Valle: Grabador, Escritor de material adjunto, Editor
Roberto Portillo: Escritor de material adjunto
Victor Acevedo Martínez: Editor
Martín Audelo Chícharo: Editor
Guadalupe Loyola Zárate: Editor
H. Alejandro Castellanos Garrido: Editor, Investigador
Mónica Zamora Garduño: Editor; Servicio social
Gabriela González Sánchez: Editor; Servicio social
Guillermo Pous Navarro
Alfredo Huertero Casarrubias: Illustrator; Illustración de mapa
Guillermo Santana Ramírez: Diseñador
Benjamín Muratalla: Director
Lino Balderas: Músico; Guitarra
Ginio Montes: Músico; Guitarra
Juan Sánchez Ponce: Cantante; Primera voz
Eduardo Elizalde: Cantante; Segunda voz
Genaro Chavarría: Cantante; Segunda voz
Pablo García Antúnez: Cantante; Contralta o tercera voz
Conjunto de voces de Torreón: Cantante


Notas:

Grabación y notas de Irene Váquez Valle, excepto la grabación no. 2 de la cara B que fue realizada por Ernesto y Alberto Gonzézlez Domene.


Links:

Various – Tradiciones musicales de La Laguna. La canción cardenche
otro

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TRADICIONES MUSICALES DE LA LAGUNA: LA CANCIÓN CARDENCHE con el sello CENZONTLE / INAH realizado en 1990.

Sello del 'museo nacional de antropología' que publica grabaciones de campo de todos los pueblos indígenas mexicanos.

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