MÚSICA DE LA COSTA CHICA DE GUERRERO Y OAXACA
INAH SEP
Sello: INAH-SEP INAH-21, MC-0828 Publicado: 1977 |
País: México |
Info:
MÚSICA DE LA COSTA CHICA DE GUERRERO Y OAXACA
INAH 21
INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA
SEP
LA CHILENA
La chilena es, tal vez, el género musical distintivo de la Costa Chica, la región costera que se extiende desde el sur de Acapulco en Guerrero, hasta el Río Verde en Oaxaca y se practica tanto por grupos mestizos como indígenas. Como su nombre lo indica tiene su origen en Chile y, más exactamente, en la cueca chilena.
A mediados del siglo XIX, el redescubrimiento de los yacimientos auríferos en California provocó la llamada “fiebre de oro”. Aventureros en busca de fortuna se desplazaron hacia esas tierras y así mineros chilenos salieron de su patria en barcos que navegaban hacia el norte. Escala obligatoria de esos barcos lo fue el puerto de Acapulco donde bajaban los marinos con sus cantos y sus bailes y probablemente en esa forma, la chilena –el baile que mejor resumía el sentimiento popular patriótico de Chile independiente– se introdujo en México.
En tierras mexicanas la chilena se desarrolló de manera distinta de su modelo original hasta convertirse en una de las variantes del son mexicano; con el que comparte ciertos rasgos musicales y coreográficos: es baile de parejas y con frecuencia se baila zapateando sobre una tarima.
El baile de la chilena
Coreográficamente este baile recuerda el cortejo del gallo a la gallina como sugiere su nombre original, cueca, que es derivación de la palabra clueca. El hombre y la mujer llevan en la mano un pañuelo que representa, posiblemente, la cresta o las plumas de la cola de dichas aves.
En la región de Ometepec y Cuajinicuilapa, Guerrero, la tarima es la artesa llamada también canoa, pues al igual que esta se construye de un tronco grande y de una sola pieza. La artesa o canoa se coloca boca abajo sobre unos palos que la levantan unos centímetros del suelo y sobre ella bailan las parejas, una cada vez.
Durante el baile los bailarines mantienen inmóviles el torso y la cabeza en tanto los pies bordan los pasos. En cierto momento la pareja se acerca tanto que casi se toca con los labios; de pronto, con un movimiento evasivo giran y se colocan espalda con espalda para después volver, bailando, a quedar frente a frente.
La copla de la chilena
El tema más frecuente de la copla de la chilena es, como en el son, el amor y las mujeres a las que canta con naturalidad, franqueza y humor, En ocasiones las letras de la chilena describen las bellezas naturales de la Costa o del pueblo natal.
La inmensa mayoría de las coplas son cuartetas octosílabas con asonancia entre las segunda y cuarta líneas, Esta forma permite acomodar cualquier verso a cualquier melodía del repertorio.
Es probable que, antiguamente, muchas melodías de chilena carecieran de letra propia y el músico tuviera que improvisarlas. A veces y para dar mayor animación a la fiesta dos copleros reconocidos entablaban un desafío para ver quien tenía un mayor repertorio, y así, uno de ellos entonaba un verso que era contestado enseguida por su contrincante. Este “concurso” terminaba cuando alguno de los copleros agotaba su memoria e inventiva.
Un buen coplero, según se estima, debe saber, por lo menos, alrededor de mil coplas y también acomodarlas a las situaciones que se presenten durante su canto.
En la actualidad la letra de la chilena se canta generalmente en primera persona y es un canto masculino aun cuando lo interprete una mujer. Los textos se refieren con frecuencia a los “hombres bravos” de la “costa brava” (que así se le llama también a la región de la Costa Chica), a los que “saben cómo se matan” según apunta la letra de la chilena “Ya te he dicho”.
En los textos abunda la picardía, una picardía fresca y humorística que sin embargo refleja un ambiente de cantina, de parranda y de violencia, violencia que es parte de la vida cotidiana en esa región desde hace ya muchos años.
La chilena como forma musical
La chilena como todo el son mexicano es una forma donde se alternan versos con estribillos, El estribillo puede ser un verso o una frase fijos, o bien una repetición de frases del verso anterior o del posterior, Frecuentemente se utilizan en él exclamaciones como “ayrayray” o “tirananay”. En ocasiones el estribillo es solo interpretado por los instrumentos.
La chilena tiene una introducción instrumental que, a veces, alterna con los versos y estribillos y con frecuencia es simplemente la música de un verso interpretada por un violín o una guitarra requintada. Esta parte también sirve de descanso a los cantantes.
Cuando se cantan las coplas, los instrumentos que llevan la melodía en los intermedios de la chilena, permanecen callados o asumen un papel de simple acompañamiento, como ocurre también en la mayoría de los sones. La chilena se caracteriza porque termina con uno o más versos de despedida.
Los instrumentos que acompañan a la chilena
El violín, una jarana chica de cinco órdenes (casi siempre de cinco cuerdas, aunque puede ser de ocho o diez), y un arpa constituían el conjunto tradicional de instrumentos de cuerda para acompañar la chilena. Actualmente los grupos indígenas de la zona conservan el violín y la jarana del conjunto original. Esos instrumentos se fabricaban en la Sierra de Coicoyán hasta hace unos quince o veinte años y se solían vender en las ferias locales, durante la época de secas de invierno y primavera. En cambio el arpa ya no se toca; sin embargo se encuentran en la región muchos ancianos que recuerdan su uso, pues fue muy popular a fines del siglo pasado. Además, como la grabación de “La viborita del mar” fue hecha en 1963, en ella es posible escuchar a uno de los dos únicos intérpretes de arpa que existían en la Costa Chica en aquellos años.
Además de los instrumentos de cuerda, uno de percusión formaba parte del conjunto tradicional. Este podía ser la caja de resonancia del arpa, tocada por un músico acuclillado que suena con una mano la tapa de la caja y con otra la orilla, o bien consistía en una caja de madera o en una tabla grande y maciza colocada sobre un hueco en el suelo que se tañían con la palma de la mano y con un palo. El tamboreo se encuentra aún en algunas interpretaciones de chilenas; por ejemplo en este disco se escucha en la grabación de un grupo mestizo: “La viborita del mar” y en la de un grupo indígena: “Mariquita mía”.
Frecuentemente, en las fiestas de los grupos indígenas –por ejemplo en las bodas, cuando los padrinos peinan el cabello de la novia– la chilena se interpreta solo por un violín acompañado del tamboreo de un cajón.
El uso del tamboreo en la música y del pañuelo en La danza son, probablemente, los únicos elementos andinos que sobreviven en la chilena mexicana y que la distinguen del son.
Actualmente, para acompañar el canto los instrumentos originales han sido reemplazados, en casi todas partes, por la guitarra sexta moderna y por un requinto afinado al quinto traste de la guitarra, Estos no son fabricados localmente, sino que provienen de la ciudad de México, vía Acapulco.
La chilena que se baila con orquesta
Para bailar la chilena se utiliza, en cambio, una orquesta que consta de clarinetes, saxofones, trombones, contrabajo y batería (tambora, tambor de tipo militar y platillos). Los instrumentos, sobre todo en pequeñas y aisladas localidades, son propiedad del municipio; en cambio en pueblos mayores o de mejor condición económica, suelen pertenecer a particulares. Los instrumentos de propiedad colectiva son con frecuencia de adquisición antigua, de mediados del siglo XIX, y de fabricación francesa.
Cuando la chilena se interpreta con orquesta invariablemente la sigue un son. Este ritmo más enérgico que la chilena es en realidad un zapateado y así se baila de principio a fin; en cambio en la chilena, las parejas zapatean solo cuando se hallan frente a frente. La pieza “María Palitos” seguida del son ejemplifica esta forma. Como se advertirá todos los instrumentos de viento siguen la melodía en tanto que la batería marca el comienzo de la chilena o los cambios de evolución en el baile.
El son que sigue a la chilena recuerda la fuga con que suelen terminar muchas piezas andinas pues en ambos casos se trata de una parte ejecutada en, ritmo redoblado que se baila zapateando, Esta sección rápida no se da en el son de otras regiones de México.
EL CORRIDO Y EL JARABE
Ambos géneros tienen en común su relación con movimientos políticos y militares, si bien de diversas épocas. El jarabe fue la música, canto y danza de los insurgentes independientes, mientras que el corrido acompañó a los revolucionarios de principio de siglo, en diferentes andanzas.
EL CORRIDO
El corrido se encuentra en pleno apogeo en la Costa Chica, y acaso sea aquí donde su tradición se halle más viva y donde tenga más acogida. Su temática actual ya no tiene que ver con revoluciones; ahora alude, sobre todo, a pistoleros y “braveros”; aunque, excepcionalmente, trata de sucesos extraordinarios como terremotos, choques de trenes, y niños que “nacen hablando”. Su acompañamiento recuerda a la polca o al vals, y es tocado por una o más guitarra.
También hay que añadir que hay “copleros” que lo mantienen como especialidad. El ejemplo que se presenta narra la historia de un pistolero que fue famoso durante el Porfiriato; y por el tema que trata ese corrido se incluye dentro de los que son llamados “tragedias”, las que se acompañan con un estilo musical grave y lento.
EL JARABE
El jarabe se encuentra por toda la Costa Chica, aunque no se toca con frecuencia; de él derivan un número considerable de danzas regionales tales como La Paloma, El Panadero y Los Monos. Estas danzas que se interpretan más a menudo que el jarabe son secciones del mismo que se han convertido en piezas aparte.
CARA A
1. Ya te he Dicho. Chilena, Ometepec, Guerrero.
Intérpretes: Juvencio Vargas, guitarra sexta y primera voz; Moisés Vargas, requinto y segunda voz.
Esta pieza está interpretada con los instrumentos típicos de la chilena moderna: guitarra sexta y requinto; sin embargo es conservadora en cuanto al texto. La música pertenece al repertorio de melodías sin letra fija, y las coplas fueron improvisadas en el momento de la grabación, Después de la primera despedida, a Juvencio Vargas se le ocurrió otra copla; la cantó, y luego terminó la despedida. Todas las coplas son del repertorio tradicional.
2. Viborita del Mar. Chilena. Cruz Grande, Guerrero.
Intérpretes: Eduardo Gallardo, arpa y voz; Eduardo Martínez, guitarra (jarana) y voz; Rutilo Mejía, tamboreo y voz.
En esta pieza otros espectadores participaron en el canto. Esta chilena, interpretada por uno de los dos arperos que se encontraron todavía activos en la Costa Chica, también tiene el texto improvisado en parte; sin embargo la melodía es propia de las coplas de La Viborita. Como el cantante era muy anciano los otros músicos tuvieron que ayudarle cuando se cansaba. El tamboreo sobre el cajón de resonancia del arpa fue ejecutado con un anillo que Rutilo Mejía tenía puesto en un dedo de la mano izquierda; así se produjo el sonido seco que se percibe en la grabación.
3. La Paloma y el Jarabe Oaxacado. Ranchería costera frente a Jamiltepec. Piedra Ancha, Oaxaca.
Intérpretes: Juan Braeamontes, voz; Celerín Domínguez, violín; Torilio Narváez, guitarra (jarana de cinco cuerdas).
Este jarabe –como todos ellos– consta de varias secciones musicales; y en nuestros días ya es casi desconocido en La Costa. Su principal intérprete, Juan Bracamontes, hombre de unos noventa años en 1963, cuando se realizó la grabación, había sido coplero de gran renombre en la región de San Nicolás, cerca de Cuajinicuilapa, Guerrero; de allí emigró a Oaxaca recientemente, Durante la grabación fue auxiliado por otros músicos, pues se cansaba fácilmente.
4. Tragedia de Prisco Sánchez. Corrido. Cuajinicuilapa, Guerrero.
Intérprete: Ismael Añorvez, guitarra sexta y voz.
Este es uno de los corridos más famosos de la región; en él se relata la muerte de un famoso pistolero a manos del ejército, en la época de Porfirio Díaz, El estilo de tocar la guitarra recuerda la forma de acompañar el repertorio de corridos en épocas pasadas, cuando se hacía con el bajo quinto, una guitarra grande de ocho o diez cuerdas que se acomodaban en cinco órdenes.
CARA B
1. Con Cuidadito. Chilena. Jamiltepec, Oaxaca.
Intérprete: Lalo Cisneros, guitarra sexta y voz.
Esta chilena, y la siguiente, fueron compuestas por Álvaro Carrillo durante su estancia en la Costa Chica, en su juventud. Para estas piezas se valió de melodías y fragmentos de coplas tradicionales de la región. Estas dos, son representantes de la chilena moderna, la que posee una letra más o menos fija, Las dos aluden al hombre de la Costa Chica que se podría caracterizar como “el bravero” calificativo que sirvió de título y tema a otra chilena debida al maestro Álvaro Carrillo; es decir, el que es “león entre los hombres y cumplido con las mujeres”.
2. La Yerbabuena. Chilena. Pinotepa Nacional, Oaxaca.
Intérprete: Aníbal Pérez, requinto y voz.
Esta chilena se tocó con un requinto (guitarra menor en tamaño a la sexta); ese instrumento, normalmente, toca la melodía en la introducción de la pieza y en los intermedios o puentes musicales que se hacen entre las coplas. Sin embargo, como faltó el otro instrumento acompañante (la guitarra sexta), el músico tuvo que tocar el suyo procurando que jugara el papel de los dos.
3. Maria Palitos. Chilena y son. Pinotepa Nacional, Oaxaca.
Intérpretes: Orquesta “Ecos del Sur” de los hermanos Cruz.
Escuchando esta chilena solo falta el calor de la costa, la cerveza o los refrescos, y un buen guajolote en mole, para sentir todo el ambiente eufórico de una fiesta de la región. Durante la interpretación, un niño de unos diez años, en el son, sustituyó al músico que tocaba la batería; ese cambio le dio a esa parte de la pieza un ritmo más animado y lucido.
La orquesta “Ecos del Sur”, procedente del pueblo más grande de la Costa Chica, está compuesta por instrumentos de fabricación reciente; hay que añadir que todos los músicos ejecutantes saben leer música.
4. Chilena de Pinotepa Nacional. Pinotepa Nacional, Oaxaca.
Intérpretes: Aníbal Pérez, requinto y segunda voz; Humberto Clavel, guitarra sexta y primera voz.
Esta chilena, compuesta por Álvaro Carrillo, acaso sea la más famosa en la actualidad. Los músicos que la interpretan tocan instrumentos fabricados por ellos mismos, los que son más pequeños, y de una forma distinta, a los que se fabrican en el centro del país.
5. Mariquita Mía. Chilena. Jamiltepec, Oaxaca.
Intérpretes: Francisco Mejía, jarana de cinco cuerdas y voz; Julián Mejía, violín.
Esta chilena es representativa del estilo indígena. Los músicos, de avanzada edad ambos, conservan un estilo que ya casi no se encuentra; este es notable, sobre todo, por los giros y el ritmo en la voz.
Grabación y notas de Tomás Stanford
Secretario de Educación Pública
licenciado Porfirio Muñoz Ledo
Subsecretario de Cultura y Difusión Popular
licenciado Víctor Flores Olea
Director del Instituto Nacional de Antropología e Historia
profesor Gastón García Cantú
Director de Museos
profesor Iker Larrauri
Coordinadora de la serie de discos
profesora Ma, Cristina S, de Bonfil
Directora de la serie de discos
maestra Irene Vázquez Valle
México, C 1977, 1a edición
Diseño: S. Pérez
Lista de canciones:
MÚSICA DE LA COSTA CHICA DE GUERRERO Y OAXACA
LADO 1
- A1 Ya te he dicho –Chilena– Ometepec, Guerrero.
Intérpretes: Juvencio Vargas, guitarra sexta y primera voz; Moisés Vargas, requinto y segunda voz.
- A2 Viborita del mar –Chilena– Cruz Grande, Guerrero
Intérpretes: Eduardo Gallardo, arpa y voz; Eduardo Martínez, guitarra (jarana) y voz; Rutilo Mejía, tamboreo y voz.
- A3 La paloma y el jarabe oaxacado –?– Ranchería costera frente a Jamiltipec, Piedra Ancha, Oaxaca.
Intérpretes: Juan Bracamontes, voz; Celerín Domínguez, violín; Torilio Narváez, guitarra (jarana de cinco cuerdas).
- A4 Tragedia De Prisco Sanchez –Corrido– Cuajinicuilapa, Guerrero.
Intérpretes: Ismael Añorvez, guitarra sexta y voz.
LADO 2
- B1 Con cuidadito –Chilena– Jamiltipec, Oaxaca.
Intérpretes: Lalo Cisneros, guitarra sexta y voz.
- B2 La yerbabuena –Chilena– Pinotepa Nacional, Oaxaca.
Intérpretes: Aníbal Pérez, requinto y voz.
- B3 María Palitos –Chilena y son– Pinotepa Nacional, Oaxaca.
Intérpretes: Orquesta “Ecos del Sur” de los hermanos Cruz.
- B4 Chilena de Pinotepa Nacional –Chilena– Pinotepa Nacional, Oaxaca.
Intérpretes: Aníbal Pérez, requinto y segunda voz; Humberto Clavel, guitarra sexta y primera voz.
- B5 Mariquita mía –Chilena– Jamiltipec, Oaxaca.
Intérpretes: Francisco Mejía, jarana de cinco cuerdas y voz; Julián Mejía, violín.
Créditos:
Grabación y notas de Tomás Stanford.
Diseño: S. Pérez.
Secretario de Educación Pública
licenciado Porfirio Muñoz Ledo
Subsecretario de Cultura y Difusión Popular
licenciado Víctor Flores Olea
Director del Instituto Nacional de Antropología e Historia
profesor Gastón García Cantú
Director de Museos
profesor Iker Larrauri
Coordinadora de la serie de discos
profesora Ma, Cristina S, de Bonfil
Directora de la serie de discos
maestra Irene Vázquez Valle
Thomas Standford: Grabador, Escritor de material adjunto
Victor Acevedo Martínez: Editor
Martín Audelo Chícharo: Editor
Guadalupe Loyola Zárate: Editor
Benjamín Muratalla: Editor, Director
Irene Vázquez Valle: Editor
Gabriela González Sánchez: Editor
Mónica Zamora Garduño: Editor
Guillermo Pous Navarro
H. Alejandro Castellanos Garrido: Investigador
Alfredo Huertero Casarrubias: Illustrator
Guillermo Santana Ramírez: Diseñador
Juvencio Vargas: Músico
Moisés Vargas: Músico
Eduardo Gallardo: Músico, Cantante
Eduardo Martínez: Músico, Cantante
Rutilo Mejía: Músico, Cantante
Juan Bracamontes: Músico, Cantante
Celerino Domínguez: Músico
Taurino Narváez: Músico
Ismael Añorve: Músico, Cantante
Lalo Cisneros: Músico, Cantante
Aníbal Pérez: Músico, Cantante
Orquesta Ecos del Sur de los hermanos Cruz: Músico
Humberto Clavel: Músico, Cantante
Francisco Chico Mejía: Músico, Cantante
Julián Mejía: Músico
Juvencio Vargas: Cantante
Moisés Vargas: Cantante
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