Sello: FONAPAS-INI SERIE IV, VOL. 1 |
País: México Género: Folk World & Country |
Info:
LA MÚSICA ENTRE LOS CHICHIMECAS
SERIE IV .- LA MÚSICA EN LAS COMUNIDADES INDÍGENAS VOLUMEN I .-
ARCHIVO ETNOGRÁFICO AUDIOVISUAL DEL INSTITUTO NACIONAL INDIGENISTA
FONAPAS – INI
INTRODUCCIÓN
ANTECEDENTES
Así como los aztecas sitúan míticamente el asiento de su procedencia en un lugar llamado Aztlán, los chichimecas remotan el espacio de su origen al país de Amaqueme siempre al norte del valle de México, dentro de una geografía cuyos límites resultan ya imposibles de establecer.
Según una versión, la palabra “Chichimeca” proviene de “Chichiliztli”, el acto de mamar o mamadura. Torquemada la expone del siguiente modo: “Tomaron nombre de Chichimecas, estas gentes (que así se nombraron), del efecto, significa su nombre (sic); porque Chichimécatl, tanto quiere decir como el acto de mamar o la mamadura; y Chichinaliztli es el acto de chupar o la chupadura, y así se llama al pecho y teta de la mujer; y la de cualquier otro animal Chichihualli; y porque estas gentes, en sus principios, se comían las carnes de los animales que mataban, crudas y les chupaban la sangre, a manera del que mama, por eso se llamaron Chichimecas, que quiere decir Chupadores o Mamadores”.
Fray Agustín de Betancourt (1620-1700) deriva el nombre del vocablo “Chichimeque”, que vendría a significar “linaje de perros”, como a ellos se referían, peyorativamente, sus enemigos. Se ha dicho, sin embargo, que si este fuera el sentido de la palabra no habría una razón para que los así designados se gloriaran, como lo hacían, de su condición chichimeca. Al respecto, una explicación podría encontrarse en la tradición mexica correspondiente a Xólotl, (Itzcuintli, perro), deidad gemela de Quetzalcóatl cuya larga cola remataba en una mano abierta. Xólotl, nombre que lleva también uno de los caudillos míticos chichimecas es, en la tradición mexica, el furtivo dios que robó, del reino de los muertos, un hueso que al romperse dió origen a la humanidad. De acuerdo con algunos tratadistas, la explicación podría tener visos de verosimilitud.
Los chichimecas se establecieron en tierras del valle de México a las postrimerías de la civilización tolteca, con los representantes de cuya decadencia alcanzaron a entrar en contacto. No obstante, sus primeras relaciones interétnicas de importancia se producen con los grupos acolhuas, de los cuales aprenden a sacrificar al sol y a la luna “yerbas y otras cosas de este tono”, según Torquemada. Y conforme con este mismo autor es a partir de su trato con los aztecas que se inician en la práctica ritual de los sacrificios humanos.
Este momento es importante para la etnomusicología porque marca el registro de las primeras manifestaciones formales de música y de danza entre los chichimecas, sin que ésto quiera decir que antes, en su condición de cazadores y recolectores de frutos, no la hubieran producido de la manera rudimentaria que se señala para el paleolítico: uso de instrumentos tales como el bule (sonajas), sartales de pezuñas, flautas de hueso, palos zumbadores, raspadores, etc.
En el concreto caso de los sacrificios de niños, a través de sus fuentes Torquemada establece que: “Llevaban estos niños al lugar del sacrificio, muy compuestos de ricos y preciosos atavíos, puestos en unas andas o literas, ricamente aderezadas de plumas y flores, las cuales llevaban sobre sus hombros los sacerdotes y ministros, e iban cantando, tañendo y bailando delante de ellos, y de esta manera procedían hasta el lugar donde habían de ser sacrificados”. La música y la danza, como puede apreciarse, cumplían una función ritual dentro del ceremonial fastuoso del sacrificio.
El grupo chichimeca original se dispersó integrándose y fundiéndose con acolhuas, aztecas y texcocanos, esencialmente por razón de su paso del estado nómada al de agricultores y por virtud de asentamientos humanos. Un grupo minoritario importante, sin embargo, no se acogió al nuevo status y se mantuvo rebelde y en estado de guerra, aliándose a los otomíes. Esta situación prevaleció hasta la colonia.
Para terminar con el conflicto que significaba el acoso de los chichimecas a las caravanas españolas que transportaban oro y plata de las minas de Zacatecas, y también con el propósito de utilizar su mano de obra, el virrey Luis de Velasco el segundo, determinó en 1552 la fundación de San Luis de la Paz, Guanajuato, poblándolo con otomíes; en sus aledaños se estableció la misión de chichimecas para que ahí vivieran los ex guerreros al momento de su rendición, pues sobrevivían grupos dispersos de combatientes indígenas. La medida produjo, gradualmente, el resultado de pacificación que buscaba, desde el momento mismo que se erigía a medio camino entre México y Zacatecas.
Enrique Rivas Paniagua (Periódico “El Día”, 3 de octubre de 1980), sostiene que “Los pormenores de la fundación de San Luis de la Paz son dignos ejemplos de la política colonizadora de mediados del siglo XVI, particularmente del período del virrey Velasco”. Y añade: “El representante del rey les concedió mercedes de 100 kilómetros cuadrados de superficie, les obsequió durante un par de años los utensilios menores para trabajar la tierra y los eximió de pagar tributos en el término de 16 años (más del tiempo que fuere la voluntad de su Majestad, agregó). Y para evitar intromisiones nefastas de sus paisanos, una de las cláusulas especificaba que “no se les dará a españoles tierras ni estancia de ganado”, salvo los que tenga la villa para su seguridad y acompañamiento. Por último, les dió permiso de nombrar a sus propios gobernadores, alcaldes y regidores”.
LOCALIZACIÓN
Actualmente los chichimecas se asientan en la comunidad llamada Misión de Chichimecas, situada a dos kilómetros al oriente de la ciudad de San Luis de la Paz. Misión de Chichimecas está habitado por unas mil quinientas cuarenta y tres personas, en su mayoría bilingües.
El clima del lugar es templado frío en invierno y caluroso seco en verano, con bajas bruscas de temperatura entre noviembre y febrero, registrándose intensos calores entre abril y mayo. La flora principal de la región está formada por cactáceas, en tanto que la fauna registra distintas clases de roedores, además de tlacuaches, coyotes, zorrillos y especies variadas de aves, reptiles e insectos.
ASPECTOS ECONÓMICOS
En general, los chichimecas comparten las actividades ejidales con el trabajo asalariado en propiedades particulares circunvecinas. Cosechan frijol, chile, nopales, ajo, etc. Trabajan el ganado menor y escasamente el mayor. Ocasionalmente se ocupan como peones de albañilería, y las mujeres como sirvientas de los mestizos y como recolectoras y vendedoras de frutos y plantas silvestres.
VIDA MUSICAL
Con relativa facilidad puede seguirse la historia y la evolución de la música en sociedades que, a partir de la sedentarización, alcanzaron grados más o menos notables de desarrollo. En efecto, la estratificación de la sociedad trae consigo los privilegios y el ocio, y de este modo la música se convierte en actividad especializada a la cual sólo tienen acceso los detentadores del poder público, cuya estructura provee de elementos de sistematización y análisis a los estudiosos. Difícil musical de aquellos grupos que, como es el caso de resulta, en cambio, establecer las pautas de la vida los chichimecas, se enfrentaron incluso a la necesidad de defender las parcelas mínimas de caza y recolección necesarias para su subsistencia.
Al momento de la llegada de los españoles, el grupo histórico chichimeca que seguimos se mantiene en una actitud de rebeldía y de sostenimiento precario en su esquema de cazadores y recolectores. Así, a la incipiente cultura musical, propiamente paleolítica en qué se manifestaban, vinieron a integrarse cantos, ceremonias e instrumentos provenientes de las culturas del valle de México, con las cuales se encontraban en permanente estado de lucha.
La música española que por primera vez llega a los oídos de los chichimecas es, desde luego, la de guerra. Al respecto es ilustrativa la relación de Fray Antonio de Belmoy: “yo dando guerra con ellos, sonando caja y clarín; estuvimos guerreando veinticuatro horas, hasta que los vencí, y cogí 350 chichimecos “.
A medida que cobraba forma la penetración de la nueva cultura, otros instrumentos se hicieron presentes en la vida de los chichimecas, procedentes de la música litúrgica y de la populosa.
Ya para 1634 se tienen noticias de cantores chichimecas dentro de la estructura musical eclesiástica. Ese año, con motivo de una solicitud de tierras para estancia de ganado mayor interpuesta por el capitán Goni de Peralta, compareció como testigo en las diligencias Juan Jusephe, “indio principal y natural, chichimeco cantor de la iglesia”, según hace constar el escribano Francisco Núñez, de San Luis de la Paz.
Asimismo, puede constatarse por los frescos pintados en las ermitas otomíes de Tierra Blanca, Guanajuato, todos los instrumentos que conocieron no queriendo decir que los tocaran. En las pinturas, se ven ángeles músicos con bajón, flauta tambor, timbales, triángulo, platillos, vihuelas, bajos, viola da gamba, violín, chirimía, pifano, redoblante, arpa, trompeta, sacabuche, clarín, así como la notación musical.
COFRADÍAS Y MAYORDOMÍAS
Las cofradías se ligan a la historia de la música indígena de México por cuanto sostienen la institución de las mayordomías. Las instituciones de este tipo se encargaron –y en muchos lugares todavía se encargan– de mantener vivas las tradiciones católicas parroquiales (santos patronos y otras celebraciones similares), particularmente en lo que respecta a las danzas y cantos sincréticos.
De acuerdo con documentos que obran en poder del Archivo Parroquial de San Luis de la Paz, la fundación de la más antigua de las cofradías del lugar se remonta al 16 de noviembre de 1641. Se trata de la cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, instaurada a instancias del obispo de Michoacán Fray Marcos Ramírez del Prado. Asimismo, se registra la cofradía del Señor Sacramentado, fundada en 1680, y la de las Benditas Ánimas del Purgatorio, fundada en 1682.
También con el nombre de cofradía, se conoce a la organización que sostiene a la danza de los concheros, fundada en 1531 en San Miguel Allende, de donde pasó a incorporarse al ritual sincrético chichimeca, habiendo perdurado entre ellos hasta fechas muy recientes, que alcanzan incluso hasta principios de la década pasada. Los concheros, sin embargo, no integran una cofradía propiamente dicha: su estructura es de corte militar, pues a sí mismos se estiman como soldados de la fe cristiana, que se proponen la conquista de las almas.
La acción de estas instituciones paraeclesiásticas alcanza todavía a manifestar su registro por la supervivencia de los cantos de alabanza. Dentro de la música religiosa se sitúan también la música para difuntos adultos y la música para angelitos (niños difuntos).
MÚSICA POPULAR
Independientemente de la gran tradición musical de procedencia cristiana que se enraíza con manifestaciones autóctonas, entre los chichimecas se produce también música popular destinada al esparcimiento y a las exaltaciones del espíritu más heterogéneas.
Por las distintas relaciones que mantienen de orden comercial y religioso, de trabajo o de intercambio con zonas aledañas o centros de poderosa atracción urbana, la música popular chichimeca registra influencias particularmente de las siguientes zonas culturales: el Bajío (sones y corridos), tierra caliente (sones), Jalisco (son jalisciense), la huasteca guanajuatense (sones huastecos décimas) y Guanajuato (por donde les es accesible la música mestiza regional, nacional, y, en general, la música occidental popular contemporánea).
MANIFESTACIONES ETNOMUSICALES ACTUALES
La más importante manifestación etnomusical que permanece es la danza de chichimecas, variante de la danza de moros y cristianos. Los danzantes llevan un machete como elemento coreográfico, cuyo sonido al hender el aire y al inter choque se integra al ritmo general, modificándolo y enriqueciéndolo, por lo que se convierte en un peculiar instrumento musical.
La danza se divide en dos bandos: el de los franceses y el de los rayados o apaches. Entre ambos bandos se entabla la lucha durante cuyo desarrollo hacen alarde de habilidad y agilidad, que la inquietante presencia del machete remarca, sobre todo, al individualizarse la lucha. La danza es seguida y apoyada por los personajes secundarios llamados mascarudos, de naturaleza etérea, como el personaje que representa a la muerte, que sólo cumple funciones de vigilancia.
Cuando uno de los danzantes encarna la escena de su propia muerte a manos del enemigo, los mascarudos entran y simulan comérselo. En términos generales, la danza representa la lucha entre el bien y el mal.
La danza de chichimecas cuyo argumento resumimos arriba, tiene una variante que es ejecutada por niños, en la cual los machetes son cambiados por sonajas, y se considera como una danza de preparación para participar en la de los adultos. Sin embargo, por su estructura, puede juzgarse a esta danza infantil como una variante de concheros, en la que sólo usan sonajas señalando que las conchas ya no se fabrican en la región y es particularmente difícil encontrarlas en algún otro sitio.
La danza de chichimecas se acompaña de violín y tambores.
CONJUNTOS MUSICALES
Entre los conjuntos musicales el más característico está integrado por uno o dos violines, tambora y redoblante de fabricación local. Su repertorio recoge sones, jarabes, minuets, corridos, polkas, valses, chotises, música para bodas, requiems y música de esparcimiento de varia inspiración, dentro de un abanico disperso de intereses melódicos.
Otro tipo de conjuntos de dos o más elementos, incorporan a su actividad sonora instrumentos como el guitarrón o contrabajo, la jarana huasteca, la vihuela, la guitarra, el bajo sexto, el violín y el bandolón.
ARRULLOS
Sólo en la memoria de los ancianos se pueden encontrar ejemplos, de los cuales, lamentablemente, no tuvimos oportunidad de grabar.
COMENTARIOS AL PROGRAMA
LADO A
Qué bonito es el corrido
Violín, Voz : Francisco López
Violín Segundo : Andrés Garcia
Tambora : Andrés Ramirez
Redoblante : Martín Garcia
A pesar de haber sido el jarabe el género chichimeca por excelencia, actualmente ya no se toca. Este ejemplo se obtuvo con la colaboración de músicos dispersos que se reunieron sin haber antes ensayado juntos y de memoria reconstruyeron la pieza. El cantante (violinista a la vez), Francisco López, es el único que recordaba los textos completos de las coplas que se expresan. La letra es la que sigue:
Con la bendición de Dios,
ay!,
voy a ver si puedo;
y si no puedo llegar,
aunque sea de noche llego.
Qué bonito es el corrido
cuando lo saben bailar;
el que lo sabe bailar,
ni trabajo se les hace.
Qué bonito es el corrido.
De por ahí abajo vengo,
ay!,
de rezar una novena.
Ahora que vengo santito,
dame un abrazo, morena.
Qué bonito nuberío,
ay!,
como que quiere llover…
Le dije a la amada mía:
¿qué nos puede suceder?
Qué bonito es el corrido
cuando lo saben bailar;
el que lo sabe bailar,
ni trabajo se les hace.
Qué bonito es el corrido.
Ya con esta me despido,
ayayayay!,
ya le estamos atendiendo…
¿Cómo les está cuadrando
lo que se les ta diciendo?
Y ahorita les hago las cuentas,
y hasta me salen debiendo.
El corralito
Violín Primero, Voz : Francisco López
Violín Segundo : Andrés Garcia
Tambora : Andrés Ramirez
Redoblante : Martin Garcia
Este último ejemplo de jarabe que ofrecemos se grabó exactamente en las mismas condiciones que el anterior y con el mismo grupo que conjuntamos. El texto es el siguiente:
Qué bonito corralito,
ay!,
malhaya el que lo formó…
Qué bonito corralito,
malhaya quien lo formó.
Qué bonito es el corral,
para echar nuestro ganado…
Qué bonito es el corral,
para echar nuestro ganado…
Qué bonito corralito.
De por arriba brama un toro,
ay!,
bajando pues al corral…
De por arriba brama un toro,
bajando pues al corral.
Salgan a bailar muchachos,
ay!,
que ya no hay condenación:
la muerte murió de parto
y el diablo de capazón.
Ya con esta me despido,
ya les canté el corralito…
Ya con esta me despido,
ya les canté el corralito.
Minuet 3 de mayo
Violín Primero : Manuel Martinez
Violín Segundo : Aquilino Mendoza
Redoblante : Cristóbal Ramirez
Tambora : Jesús Ramirez
Esta pieza se compone por las partes A y B, que se alternan. La melodía la sostienen dos violines en terceras paralelas, en tanto sustituyen la armonía y aportan el ritmo la tambora y el redoblante. En la primera parte la tambora acentúa los compases; en la segunda, al golpe de aro, se vuelven de una mayor dulzura. Es música que se interpreta en festividades religiosas.
Las andas de San Juan
Violín Primero : Manuel Martínez
Violín Segundo : Aquilino Mendoza
Redoblante : Cristóbal Ramírez
Tambora : Jesús Ramirez
Como la anterior, esta pieza constituye una variante religiosa del minuet. Cuando la utilizan los danzantes de apaches y franceses es útil para acompañar su desplazamiento rítmico dentro de un itinerario que parte de Misión de Chichimecas y termina en San Luis de la Paz. Cuando se lleva a cabo el paseo del icono de San Juan, vuelve a cobrar utilidad religiosa. Este hecho se produce en la madrugada del 24 de junio.
El jarabe antiguo
Violín Primero : Manuel Martinez
Violín Segundo : Aquilino Mendoza
Redoblante : Cristóbal Ramírez
Tambora : Jesús Ramírez
Esta pieza se registra como un son abajeño clásico. La instrumentación es similar al ejemplo anterior, pero aquí se ha agregado el guitarrón, que se desempeña como bajo. Ciertos momentos de su cuerpo melódico hacen pensar en la veracidad de algunos informantes en el sentido de que, en otras épocas, el arpa se agregaba a la instrumentación.
Música para el entierro de los angelitos
Violín : Fausto Zarazúa
Guitarra : Mauro Ramírez
Por su estructura esta pieza se instaura como una variante de los géneros conocidos como polka y corrida. Entre los chichimecas recibe el nombre de “pieza sagrada” por su uso, destinado al velorio y al acompañamiento al panteón de los angelitos difuntos. Los instrumentos son: un violín y una guitarra. La armonía es simple y se limita a la tónica dominante y subdominante.
LADO B
La rosita
Violín Primero, Voz : Francisco López
Violín Segundo : Manuel Martinez
Redoblante : Santos Ramírez
Tambora : Jesús Ramírez
Variante del son asumido por un conjunto de guitarra, vihuela y dos violines. La guitarra y la vihuela hacen posible la armonía y marcan el ritmo, mientras que los violines se ocupan de la melodía en intervalos de terceras (lo que generalmente se conoce como hacer primera y segunda). El rasgueo de la armonía, al que llaman azote o mánico, se presenta en este caso con la peculiaridad de que a veces se ejecuta a la manera jalisciense y otras al modo huasteco.
Paseando en camioneta
Violín Primero : Manuel Martinez
Violín Segundo : Aquilino Mendoza
Redoblante : Cristóbal Ramírez
Tambora : Jesús Ramirez
Minuet de composición simple, se utiliza durante la ejecución de la danza de apaches y franceses. Según los propios músicos que la interpretan, el título de la pieza proviene de una canción popular de la cual podrían igualmente haber tomado la estructura melódica. Incorporada al sentido musical de los chichimecas se convierte, sin embargo, en otra obra.
El decimal del poeta
Violín Primero, Voz : Francisco López
Los Tigres y los 4 Vientos del Municipio de Victoria Guanajuato (en bravata)
Con esta única pieza ejemplificamos en este disco el género llamado decimal. Por ello, nos limitamos a transcribir el texto, que es como sigue.
(Estribillo)
Ay, qué bonito se va a poner,
si aquel poeta quiere pelear:
porque tratándose de versar,
en estos casos es un placer.
(Poesía)
Es un cantante de mucho honor,
según se dice, que ya es mundial;
ya lo han llevado a la capital,
a que conozca lo que es mejor;
ya en Guanajuato el gobernador
a todo el pueblo le dio a saber:
“los colegiales vengan a ver
a un señor poeta, que es un talento…”
Y contestaban en el momento:
Ay, qué bonito se va a poner,
si aquel poeta quiere pelear:
porque tratándose de versar,
en estos casos es un placer.
(Poesía)
Hoy que se llevan al cantador,
varias personas lo están diciendo:
que todo el pueblo lo está pidiendo,
que allá lo quieren en Nueva Yor…
Para nosotros, queda el dolor:
que su instrumento, se olvida de él…
De vez en cuando, nos vendrá a ver,
ya presumiendo de todo tipo,
cómo oidemos nomás el grito:
Ay, qué bonito se va a poner,
si aquel poeta quiere pelear:
porque tratándose de versar,
en estos casos es un placer.
(Poesía)
Los que ejercitan el mismo arte,
todos se almiran de su saber:
ya nadien quiere tocar frente a él
(ni los de aquí ni los de otra parte):
es muy difícil darle el descarte,
y es muy difícil el comprender
por qué los libros son hechos de él,
donde él arregla ya sus poesías,
aquí le oyemos sus verserías:
Ay, qué bonito se va a poner,
si aquel poeta quiere pelear:
porque tratándose de versar,
en estos casos es un placer.
(Poesía)
P’al instrumento es una eminencia
él ya poniéndose a ejecutarlo:
ay, qué bonito se oye al sonarlo,
cuando se encuentra en la competencia…
Los jovencitos, con exigencia,
todos con ansia desean saber…
Ahí se acercan, de junto de él,
a ver si aprenden una poesía;
y también gritan, con alegría:
Ay, qué bonito se va a poner,
si aquel poeta quiere pelear:
porque tratándose de versar,
en estos casos es un placer.
(IMPROVISADOS)
(Cuarteta)
Con cariño y con afán,
mira que lo digo yo:
el verso se me zafó…
Me lo ordenó don Adán.
(Decimal)
Toda la familia Montes,
escuchen con atención:
aquí ante estos horizontes,
viden una diversión.
Gonzalo: en esta reunión,
en el verso no recalo:
con mis frases lo acabalo.
Yo con sobrada razón,
le brindo predilección,
estimado don Gonzalo.
(Decimal)
El público lo decía,
de cumplir con un deber:
Gonzalo: le hago saber
que hoy que mi pecho gorgue
(aunque apurado me vea,
tanto así le aclaro yo,
porque así se me ordenó):
me iré con gusto y contento…
Yo le brindo aplaudimiento,
y el verso se me zafó.
(Decimal)
Mire: voy a terminar
el verso que le he planteado
–cumpliendo con lo ordenado.
Mire: le quiero cantar…
Así se vino a ordenar,
con cariño y con afán:
frases correctas dirán,
cumpliendo con un deber…
Por eso le hago saber:
me lo ordenó don Adán,
(Son)
Ayer me encontré a Cecilia,
pasando el Embrincadero.
Le dije estoy soltero,
con catorce de familia.
Me vine de las Fallitas,
pasé por las Enramadas:
vine a ver a estas pollitas
que andaban desbalagadas.
Me gusta bastante Ester,
porque es mujer campesina:
para que me haga placer
y el quehacer de la cocina.
LADO A
- Qué bonito es el corrido 5’04’’
- El corralito 3’56’’
- Minuet 3 de mayo 1’33’’
- Las andas de San Juan 2’34’’
- El jarabe antiguo 2’25’’
- Música para el entierro de los angelitos 4’03’’
LADO B
- La rosita bola 2’22”
- Paseando en camioneta 2’43”
- El decimal del poeta 15’53”
LAS TAREAS DE INVESTIGACIÓN Y ACOPIO DE MATERIALES QUE HICIERON POSIBLE LA REALIZACIÓN DE ESTE ÁLBUM FUERON LOGRADOS GRACIAS A LA SRA. CARMEN ROMANO DE LOPEZ PORTILLO PRESIDENTA DEL FONDO NACIONAL PARA ACTIVIDADES SOCIALES (FONAPAS), POR EL FINANCIAMIENTO OTORGADO AL ARCHIVO ETNOGRÁFICO AUDIOVISUAL DEL INSTITUTO NACIONAL INDIGENISTA DENTRO DEL PROGRAMA OLLIN YOLIZTLI.
LA EDICIÓN DE ESTOS MATERIALES DE REVALORACIÓN CULTURAL FUE CUBIERTA, ASIMISMO, CON CARGO A LA GENEROSA APORTACIÓN ECONÓMICA DE DIVERSAS AGRUPACIONES SINDICALES.
ALFREDO ELIAS
Director del Fondo Nacional para Actividades Sociales
IGNACIO OVALLE FERNÁNDEZ
Director General del Instituto Nacional Indigenista
JUAN CARLOS COLIN
Jefe del Archivo Etnográfico Audiovisual del Instituto Nacional Indigenista
ÁNGEL AGUSTÍN PIMENTEL
JESUS HERRERA PIMENTEL
ALEJANDRO MENDEZ ROJAS
Unidad de Etnomusicología
ÁNGEL AGUSTÍN PIMENTEL
ALEJANDRO MÉNDEZ ROJAS
Grabación de campo
JESÚS SÁNCHEZ PADILLA
Regrabación
MARTHA COVARRUBIAS NEWTON
Diseño Gráfico
OSCAR PAOLONI
Fotografía
ORLANDO GUILLEN
Redacción y Estilo
Lista de canciones:
LA MÚSICA ENTRE LOS CHICHIMECAS
LADO 1
- A1 Qué bonito es el corrido 5:04
Intérprete(s): Violín, Voz – Francisco López; Violín Segundo – Andrés Garcia; Tambora – Andrés Ramirez; Redoblante – Martín Garcia. - A2 El corralito 3:56
Intérprete(s): Violín Primero, Voz – Francisco López; Violín Segundo – Andrés Garcia; Tambora – Andrés Ramirez; Redoblante : Martin Garcia. - A3 Minuet 3 de mayo 1:33
Intérprete(s): Violín Primero – Manuel Martinez; Violín Segundo – Aquilino Mendoza; Redoblante – Cristóbal Ramirez; Tambora : Jesús Ramirez .
- A4 Las andas de San Juan 2:34
Intérprete(s): Violín Primero – Manuel Martínez; Violín Segundo – Aquilino Mendoza; Redoblante – Cristóbal Ramírez; Tambora – Jesús Ramirez. - A5 El jarabe antiguo 2:25
Intérprete(s): Violín Primero – Manuel Martinez; Violín Segundo – Aquilino Mendoza; Redoblante – Cristóbal Ramírez; Tambora – Jesús Ramírez. - A6 Música para el entierro de los angelitos 4:03
Intérprete(s): Violín – Fausto Zarazúa; Guitarra : Mauro Ramírez.
LADO 2
- B1 La rosita bola 2:22
Intérprete(s): Violín Primero, Voz – Francisco López; Violín Segundo – Manuel Martinez; Redoblante – Santos Ramírez; Tambora – Jesús Ramírez. - B2 Paseando en camioneta 2:43
Intérprete(s): Violín Primero – Manuel Martinez; Violín Segundo – Aquilino Mendoza; Redoblante – Cristóbal Ramírez; Tambora – Jesús Ramirez. - B3. El decimal del poeta 15:53
Intérprete(s): Violín Primero, Voz – Francisco López; Los Tigres y los 4 Vientos del Municipio de Victoria Guanajuato (en bravata).
Créditos:
Alfredo Elias
Director Del Fondo Nacional Para Actividades Sociales
Ignacio Ovalle Fernández
Director General Del Instituto Nacional Indigenista
Juan Carlos Colin
Jefe Del Archivo Etnográfico Audiovisual Del Instituto Nacional Indigenista
Ángel Agustín Pimentel, Jesus Herrera Pimentel y Alejandro Mendez Rojas
Unidad De Etnomusicología
Ángel Agustín Pimentel y Alejandro Méndez Rojas
Grabación De Campo
Jesús Sánchez Padilla
Regrabación
Martha Covarrubias Newton
Diseño Gráfico
Oscar Paoloni
Fotografía
Orlando Guillen
Redacción y Estilo
Notas:
Las tareas de investigación y acopio de materiales que hicieron posible la realización de este álbum fueron logrados gracias a la sra. Carmen Romano de López Portillo, presidenta del fondo nacional para actividades sociales (fonapas), por el financiamiento otorgado al archivo etnográfico audiovisual del instituto nacional indigenista dentro del programa Ollin Yoliztli.
La edición de estos materiales de revaloración cultural fue cubierta, asimismo, con cargo a la generosa aportación económica de diversas agrupaciones sindicales.