JULIAN CARRILLO (1875-1965)

MISA PARA EL PAPA JUAN XXIII en cuartos de tono (1962) 

Coro de Profesores de Música de la Ciudad de París
Robert Blot, conductor

JULIAN CARRILLO fue uno de los creadores de la música microtonal como se la conoce en el mundo occidental; otros fueron Busoni, Hába y Vischnegradsky. Carrillo comenzó sus experimentos microtonales como estudiante de acústica en el Conservatorio Nacional de México en 1895; Llamó a sus resultados con un nombre genérico, el sonido trece, con lo que se refería al momento en que la escala tradicional de doce tonos se “rompía” no solo por cuartos de tono, sino por todos los demás intervalos menores que un semitono.

Si bien la reputación histórica de Carrillo se relaciona casi por completo con sus composiciones y teorías en microtonos, esta música llenó su mente solo durante el último tercio de su vida. Anteriormente, era conocido como un violinista de habilidad excepcional, un talentoso director de orquesta y constructor de orquestas, y un compositor patriótico.

De acuerdo con la estética mexicana prevaleciente durante los primeros años de Carrillo, la originalidad en la composición no era una cualidad buscada, por lo que las primeras sinfonías, conciertos y otras obras de Carrillo honraron a su nación precisamente porque sonaban mucho como el modelo clásico, que, para él, pasó a ser Brahms: después, el nacionalismo en la música mexicana, como en otras naciones, se promovió mediante el uso de material de la canción folklórica, y Carrillo fue criticado por no participar en ese juego.

Después de sus estudios iniciales en México, Carrillo fue enviado por su gobierno a estudiar en el Real Conservatorio de Leipzig, donde obtuvo tal reconocimiento internacional que fue nombrado director del Conservatorio Nacional de México: permaneció en ese puesto hasta que la revolución llegó a México. City en 1915, cuando se fue por tres años a Nueva York. Allí organizó una orquesta dedicada a tocar composiciones olvidadas y ganó muchos seguidores.

En 1922, de nuevo en boga en México, Carrillo compuso sus primeras obras en el sonido trece, entre ellas el elocuente PRELUDIO A COLÓN. Durante este período, su música fue retomada e interpretada por Leopold Stokowski y la Orquesta de Filadelfia. La teoría de los microtonos había estado evolucionando en su mente durante muchos años y escribió muchos tratados técnicos para definirla y perfeccionarla. Además de los problemas de concebir un tipo de música sin antecedentes directos, había que abordar dos cuestiones técnicas básicas: la creación de instrumentos que pudieran producir intervalos fraccionarios y una notación en la que se pudiera confiar para producir los mismos sonidos en cada actuación. Como escribió Leopold Stokowski: “era necesario un nuevo sistema de notación para escribirlo… Así, ha inventado… una notación simple, breve y de precisión matemática”.

La notación que desarrolló fue, en efecto, una aclaración del sistema de pentagrama de cinco líneas, que es inadecuado incluso para la música convencional. Los instrumentos creados para la música de Carrillo incluían pianos capaces de tocar intervalos tan pequeños como 1/16 de tono o 96 tonos por octava (1/16 x 6 tonos completos = 96). Si bien estos instrumentos permanecen en el reino de las curiosidades, las sutilezas del tono introducidas por la música microtonal han entrado en el vocabulario de gran parte de la composición avanzada actual, incluida la música electrónica. (Para ver un ejemplo de música microtonal para instrumentos convencionales, escuche el TERCER CUARTETO de Ezra Sims en CRI 223).

La MISA PARA EL PAPA JUAN XXIII fue compuesta durante el período final de la vida de Carrillo, cuando era conocido e incluso venerado en todo el mundo occidental. Carrillo permitió que toda la orquesta tocara su música componiendo en un formato de concerto-grosso neobarroco, donde la orquesta afinada “clásicamente” representaba el ripieno y el nuevo sonido trece era utilizado por el grupo concertino más pequeño. The MASS fue su penúltimo trabajo, compuesto cuando estaba en pleno dominio de sus recursos musicales expandidos. Se le considera su composición más importante y exitosa. Se ha sugerido (Gerald R. Benjamin, “Julián Carrillo and Sonido Trece,” Inter-American Institute for Musical Research Yearbook, III, 1967) que su restricción a sólo dos clases de pequeños intervalos—cuarta y semitonos—es el resultado de un esfuerzo por expresar de manera más convincente un texto muy piadoso y sagrado. La música es cantada con notable precisión y flexibilidad por un grupo de voces masculinas. Fue grabado en París bajo la supervisión del propio compositor.

Esta grabación fue posible gracias a una subvención de Miss Dolores Carrillo

Misa (inédita)—lado 1: 17 min.; lado 2: 19’30”

Portada por Judith Lerner
Grabado por Philips
Producido por Carter Harman Impreso en EE. UU.

COMPOSERS RECORDINGS, INC.

170 West 74th Street, New York, N. Y. 10023

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